[title]
Ocho es un número mágico (¡y tres también!). Y si me aprietas, también lo es el cuatro. De hecho, la numerología puede encontrar la magia en cualquier cifra. Pero donde habrá magia, seguro, es en el restaurante Compartir Barcelona, que acaba de abrir.
Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas –trío de ex jefes de cocina de ElBulli y propietarios del Disfrutar– se han asociado con Nil Dulcet, quien fue el primer jefe de cocina del restaurante biestrellado del Eixample, para abrir un local que no será "una réplica de Compartir Cadaqués, sino que seguirá el mismo estilo, pero con una oferta distinta", aseguran. Sí tiene, al menos de salida, algunos de los platos clásicos del Compartir Cadaqués, como la ensalada de acelga, el canelón de atún, los bombones líquidos de chocolate o el coulant de avellana.
Compartir Barcelona acaba de abrir en València, 225, a un paso de Passeig de Gràcia, y tiene 550 m² repartidos en tres salas, con una capacidad para 80 personas. Estar cerca del Disfrutar es "una condición vital para poder vivir en primera persona la evolución del proyecto", señalan. Castro, Xatruch y Casañas explican que "Nil se ha ganado que los cuatro iniciemos este nuevo proyecto", del cual él es director, además de socio. Dulcet también formó parte del equipo de cocina de Compartir Cadaqués. Abre de miércoles a domingo, tanto para comidas como cenas.
A diez años de la apertura de Compartir Cadaqués y a ocho de la de Disfrutar, no es baladí que uno de los restaurantes más importantes del mundo –Disfrutar forma parte del selecto circuito de restaurantes en la élite de la élite del alta cocina, como DiverXO o Nomo– abra segunda casa en Barcelona, donde se podrá comer por un ticket medio de 45 euros, "y a partir de ahí lo que quiera el cliente".
Os podéis preparar para un establecimiento de impacto, pero elegante: con un diseño a cargo de El Equipo Creativo, Compartir Barcelona recrea el espíritu de Cadaqués desde una perspectiva urbana contemporánea: un enorme espacio blanco presidido por tres grandes ventanas azules en el mar Mediterráneo, que remite a una galería de arte. El contrapunto lo dan las formas curvas de espejos y ligeros biombos de mimbre y rotang, convertidos en cálidas lámparas que recreaan un paisaje abstracto de barcas y bóvedas.
NO TE LO PIERDAS: Los mejores menús de mediodía de Barcelona