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A menos que hayas ido por Madrid, tus copas y cenas nocturnas habrán sido en la intimidad (¿nocturnas? ¡Si no se podía ni ir a merendar a las cinco y cuarto!). Se huele la libertad (¡y nosotros no te la hacemos tragar con la dicotomía del comunismo! Libertad y punto). Tu brazo tiene palpitaciones de ansiedad para acoger la vacuna redentora, las restricciones empiezan a aflojarse. Y podremos salir hasta las once. O sea que...
1. Sube a lo alto, coge una copa y respira hondo. ¿Cuánto tiempo hace que no tomas un buen cóctel en una buena terraza, de noche? Pues te proponemos que empieces la descompresión subiendo al máximo nivel. El hotel Barceló Raval acaba de abrir, y su terraza es despampanante: una vista panorámica de 360º desde donde se domina toda Barcelona. Si le añades un buen cóctel, el sentimiento de satisfacción es tan redondo como la panorámica.
2. Sal a cenar al centro. ¿Cuánto tiempo hace que no cenas en el centro de la ciudad? Y cuando digo centro quiero decir el mogollón. La Rambla Cataluña tiene un reclamo magnífico: acaba de abrir Belbo Candela, el primer restaurante de un grupo de restauración de espíritu mediterráneo, Belbo Collection, que nos traerá unas cuantas alegrías. Primero, porque tienen planeado abrir en el centro de Barcelona propuestas de cocina muy cuidadosa y espíritu solvente en espacios emblemáticos. Su primera apertura lo confirma: Belbo Candela es un restaurante de 170 plazas bien anchas, ni más ni menos que el número 2 de Rambla de Cataluña. Ocupa el que fue el Trovador, y esencialmente es como estar en un buen restaurante de playa pero en el centro-centro. Tienen brasa de carbón, arroces impecables, tapas de buen nivel y un repertorio de cocina mediterránea que se toma tan en serio el marisco de proximidad como el verde de la ensalada. Y te puedes zampar desde unas buenas sardinas a la brasa, gambas frescas de Sant Carles o un arroz meloso con costilla y setas a 14 euros por cabeza (¡que era lo que costaba un Paellador en la Rambla!). Un espacio de lujo a precios de clase media, y buena cocina y buen producto en una zona catastrófica.
3. ¡Sal a bailar al centro! De acuerdo, el ocio nocturno aún no ha vuelto, pero ya os podemos adelantar que el día 19 de mayo abrirá el Salvaje, un suntuoso restaurante-club de 2.000 m2 en Enric Granados, 86. La cocina será sushi creativo de altos vuelos, combinado con brasa de producto top y una coctelería despampanante. Si hacemos caso a lo visto en el Salvaje Madrid, no se podrá bailar –todavía– pero el espectáculo festivo será de lo más trabajado y glamuroso y habrá movimiento de caderas y bullicio hasta la hora del cierre (a las 22.45 h). Este será un lugar para ver, mirar y dejarse ver. Y sobre todo comer muy bien.
4. ¡Vuelve al rock and roll bar! De acuerdo, no podremos estar hasta las tres de la mañana meneando el culo y absorbiendo alcohol a lo esponja como antes, pero es una gran noticia que se nos permita tomar una copa –o dos– tempraneras. Los amigos del Psycho Barcelona, el bar de rock por excelencia de la ciudad, se lo han currado mucho en sesión vermut, pero a nosotros lo que nos gusta es estar allí medio a oscuras, con un buen gin-tonic en la mano y escuchando Motörhead y Radio Birdman.
5. Hazte una Michelin sin prisas. El gran handicap de disfrutar de la alta restauración al mediodía es el tiempo requerido para que el menú degustación no se convierte en menú 'disgustación'. Así pues, nuestro consejo es que reserves en alguno de los grandes restaurantes de Barcelona –el Cinc Sentits o el Disfrutar, por ejemplo– bien temprano, estilo ocho de la tarde, y deslízate en un viaje de más de dos horas de placer, imaginación y sensualidad.
6. Recuerda lo que era un cóctel de los buenos. De acuerdo, podías ir a Boadas a tomar un trago maravilloso en franja de mediodía, pero un buen copazo requiere nocturnidad y ciertas ganas lúdicas de emborracharse acogido por la sombra de la noche. Pues los amigos del Grupo La Confitería ya tienen toda su división coctelera funcionando. Sobre todo el Dr. Stravinsky, un acogedor y mágico enclave alquímico, donde destilan su propio alcohol y hacen maravillas. Sitios como este son motivo de orgullo para Barcelona: el número 25 de los mejores bares del mundo, casi nada. Ojo si pasáis por Mirallers con una copa de más, que es donde Mossèn Cinto hacía sus exorcismos.
7. ¡Juega al billar! Con un copazo en la mano, claro. ¿Cuánto tiempo hace que no juegas al billar? De acuerdo, no tienes ni puta idea, así hablando en plata. Pero es taaaaaaan divertido, restregar el yeso en la punta del palo y estudiar la situación, whisky en mano, como si fueras el bobo de Tom Cruise en 'El color del dinero'. Y romper toda tu fachada 'cool' bailando como una folclórica cuando consigues un triste repicar de bolas. El Billares Ars es magnífico, y a partir del lunes 10 abrirá de lunes a sábado de 14 a 23 h. Y por si fuera poco, podrás hacer todo esto bajo el telón del magnífico mural que Keith Haring pintó en 1989, tras la barra. No hagas el imbécil, que aquí la gente sabe jugar.