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El cine de Albert Serra no se parece al de nadie. Con títulos como 'Honor de caballería', 'La muerte de Luis XIV' y 'Liberté', se ha convertido en un creador original y provocador, obsesionado en ofrecer experiencias únicas. Como 'Pacifiction', que se estrena el 2 de septiembre, y que nosotros ya hemos visto. ¿Por qué deberíais (o no) ir a verla?
1 - Serra ofrece su película más narrativa
La idea del paraíso perdido vehicula 'Pacifiction', la obra más ambiciosa, y la menos críptica ("la más escrita", dice él) de Serra. Los personajes evolucionan y la trama progresa, pero no olvidemos que es enemigo de la narrativa tradicional. Y el último tercio de metraje lo deja claro.
2 - La mirada política
Sin intenciones discursivas, se reflexiona sobre los mecanismos de poder. A partir de las reacciones de los tahitianos ante los rumores que apuntan a que Francia volverá a realizar pruebas nucleares en sus aguas, se pone el foco en la paranoia, los siniestros personajes que mueven los hilos, la resistencia organizada y, como dice el protagonista, "los políticos desconectados de la realidad".
3 - La exhibición de Benoît Magimel
"Tiene algo perturbador que me iba muy bien", dice Albert Serra. Presente en todas las escenas, el actor francés, conocido por 'Pequeñas mentiras sin importancia' y 'La pianista' (por la que fue premiado en Cannes 2001), interpreta al alto comisionado de Francia en la Polinesia. Un hombre a la deriva, que lucha entre las responsabilidades, mantener la buena vida y una población que ya no se fía de él. Y luce camisas estampadas con el mismo estilo que un diplomático de Graham Greene.
4 - La atmósfera
"Estoy obsesionado por las atmósferas inéditas". Aquí, Serra presenta un Tahití alejado de las 'stories' de Instagram. Sin evitar la belleza del paisaje, la suya es una isla fantasmagórica. Muta a David Lynch en las escenas (cada vez más grotescas) en el Club Paradise, entre camareros en calzoncillos y almirantes que pierden los papeles (y el gorro). Y a ratos se deja llevar por el onirismo: "Hay un lado artificial e improbable en el filme", sostiene el director.
5 - Nunca sabes qué te ofrecerá Serra
Ni el público ni el equipo de la peli: "Trabajar con él ha sido una experiencia diferente a todas", apuntaba el experimentado Magimel, quizá ignorante de la fobia hacia los actores de un Serra que, en rodaje, les abandona y les deja hacer con libertad, probablemente tampoco Sergi López (aquí el fantasmal propietario del Club Paradise) esperara a que el montaje de 160 minutos (de más de 500 horas rodadas) dejara en casi testimonial su aparición.