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¿Qué pasaría si la normalidad en la que vivimos, permitidme la frivolidad, explotara y saltara por los aires? Este es el punto de partida de la miniserie francesa 'El colapso' que emite la plataforma Filmin: 8 capítulos de 15 minutos, 8 bombas de relojería que concentran lo peor de la especie humana. Son una proeza técnica que complementan un argumento que, a pesar de no tener nada de nuevo, es fresco y original. 'El colapso' quizás no es la serie-bálsamo que te pide el cuerpo, pero, precisamente por eso, quizás es más necesaria que nunca.
Aquí tenéis 5 motivos para ver la serie que, sin exagerar, ocupará una página en el libro de las mejores ficciones de la última década.
1. Diferentes puntos de vista para un solo drama
La premisa de intentar sobrevivir ante la falta de recursos, de suministros y del cierre de bancos se podría haber explicado con los mismos protagonistas y puntos de vista durante toda la serie. Pero si hubiera sido así, seguramente no estaríamos hablando de esta serie ni la estaríamos poniendo en la categoría de 'magistral'. Los creadores optan por fragmentar el mismo drama en 8 capítulos y desde 8 perspectivas diferentes. Cada capítulo lo protagonizan unos personajes y unos escenarios diferentes. Independientes entre ellos, en algunos reaparece algún personaje, y con las consecuencias de un terrorífico colapso como elemento omnipresente. El hecho que se decida explicar lo mismo desde 8 ángulos diferentes, como si fuera un 'collage', hace que la ficción gane músculo dramático y rompe con la linealidad a la que nos tienen acostumbradas la mayoría de series. ¡Punto a favor!
2. Veinte minutos de escalada emocional
Podría parecer que como más corto es el capítulo, más fácil es tramar una historia, pero no acostumbra a ser así. Cada capítulo de 'El colapso' dura aproximadamente 20 minutos y el equilibrio de giros del guion fluye en una partitura perfecta. El tiempo suficiente para conocer los protagonistas, el mismo para que todo haga un giro y el justo y necesario para que acabe y te deje con un nudo en el estómago y con ganas de más. Los guionistas han cosido con tanta habilidad y artesanía los diálogos, la presentación de los personajes, los sonidos y toda la situación, que el camino al clímax es proporcional al ritmo cardíaco del espectador.
3. El plano secuencia o un personaje más
Cada capítulo está grabado en un solo plano secuencia. Y no es una decisión gratuita ni se trata de un capricho del director. Aquí está tan justificada que casi podría salir en los créditos como un actor más. La ausencia de cortes y un trabajo de ensayo y sincronización sublime hacen un prodigio técnico maravilloso. Desde aquí pido el 'making of' de la serie porque tiene que ser todo un placer ver como un equipo, mínimo de 30 personas, baila al ritmo silencioso y fascinando de los actores que en aquel momento están ante la cámara. Otro de los ingredientes que aporta el plano secuencia en esta serie es la angustia, aquel 'ay en el corazón' sostenido que se aplica con el guion, pero también con la fotografía. Una cámara temblorosa, que transmite el pulso del operador, puede inyectar más tensión al espectador que un guion cargado de suspenso y gritos. Y en esto, también brilla.
4. No saber el porqué
¿A quién le importa saber cuál es el detonante si lo que realmente nos interesa es el drama y la bofetada que ocasiona a las víctimas? 'El colapso' en ningún momento revela qué ha sido el detonante que lo ha hecho saltar todo por los aires dejando un planeta sin comida, medicamentos ni dinero. Ratones que escapan de una trampa que ellos mismos han construido y que ahora, una vez inmersos en el colapso, son capaces de todo y no hay principios que valgan. Es una crítica social desde la bilis más maloliente de la especie humana, toda una experiencia audiovisual que nos pone un espejo delante que solo enseña el terror de las consecuencias. ¿El porqué de todo? A quien le importa si es ficción... ¿o no?
5. No es ‘Black mirror’
Algunos insisten en que no deja de ser un capítulo de tres horas de 'Black mirror'. No negaremos que tiene los ingredientes: es una ficción que no se ubica en el tiempo y que bebe del presente pero se proyecta en una distopía. Aun así, 'El colapso' es mucho más terrenal y humano, no tiene que acudir a inventos tecnológicos y chips en vena para mostrar una ciencia ficción. En este caso, es una realidad mucho más plausible que algunos economistas y visionarios ya hace años que anuncian. El colapso de la economía, la agricultura y los valores de la sociedad están al límite y solo hace falta un clic para que la bomba estalle. La miniserie no inventa la sopa de ajo, solo nos muestra con genialidad, buenísimas interpretaciones e inteligencia que ha pasado ya en algunos países y que podría pasar a escala global algún día. Que sea un aviso del futuro o una ficción más dependerá, supongo, de todos juntos. 'El colapso' solo escenifica una guerra entre clases de la forma más visceral, salvaje y, quien sabe, si realista.
Mientras tanto, si el fin del mundo tiene que llegar, que nos coja viendo una buena serie.