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'El mal querer', el segundo álbum de Rosalía, ya está sumando 'streams' y dando de qué hablar. Aquí tenéis cuatro temas para sumaros a la conversación.
1. El 'hype'
Pocos álbumes han levantado tanta expectación en España como el esperadísimo segundo trabajo de la artista catalana después de 'Los Ángeles' (2017). Avanzado en junio en el Sónar 2018 meses antes de su publicación, provocando colas nunca vistas en el festival. Precedido por dos 'singles' –'Malamente', publicado en mayo, y 'Pienso en tu mirá', en julio– que juntos acumulan casi 100 millones de reproducciones y un tercero, 'Di mi nombre', que en dos días ronda los 3 millones. Reuniendo 11.000 personas en un concierto gratuito en la plaza Colón de Madrid como inmediata previa al lanzamiento. Gran apuesta de la multinacional Sony, pero también auspiciada por una marca como Red Bull –organizadora del concierto del 31 de octubre en Madrid–, a Rosalía no le ha faltado inversión promocional. Una promo que, por otro lado, ha sido recibida con un atento buzz en las redes, a veces incluso ensordecedor, que inmediatamente beneficiará a la difusión de 'El mal querer', pero que podría ser contraproducente. Será difícil estar a la altura de unas expectativas tan altas.
2. La acusación de apropiación cultural
'El mal querer' ha venido precedido por la polémica. Activistas gitanos han acusado a la 'cantaora' paya catalana de apropiación cultural. Se la ha criticado por utilizar léxico caló (como 'Undivé', 'sacais', 'prima', 'camelar', y coincidiendo con la publicación de 'Di mi nombre' Rosalía salió a negar que no cantaba 'yeli' sino que estaba rindiendo homenaje a la 'cantaora' gitana Repompa de Málaga) y por impostar la dicción andaluza; por sacar partido desde una posición de privilegio de clase media de un arte, el flamenco, vinculado a la lucha del pueblo gitano contra su discriminación, marginación e invisibilidad; por obtener un triunfo ofreciendo lo que afirman que es una versión blanqueada del flamenco que no están consiguiendo otros artistas gitanos. Un debate importante, pero que más que para cuestionar a los artistas –tradicionalmente esponjas, motores de una cultura que avanza al margen de la ética–, debería usarse para preguntarnos si la apuesta de las grandes marcas por ellos tiene que ver con criterios étnicos. Y que, por otro lado, no puede dejar de lado la independencia del criterio del público, al cual puede que la legitimidad se la traiga al pairo. Rosalía, formada por el maestro Chiqui de la Línea, 'cantaor' gaditano establecido en Cataluña, cuenta entre el elenco de colaboradores de 'El mal querer' con artistas gitanos como el solicitado duo de palmeros Los Mellis, el trío de 'cantaoras' Las Negris, y los hermanos Nani y Lin Cortés. Y ha afirmado de 'El mal querer' que es un disco “hecho desde el amor por la tradición y la ilusión por el futuro”.
AY ALI ALI ALI ALI ALI ALI YALI YA
— R O S A L Í A (@rosaliavt) October 30, 2018
no digo yeli 🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻
s/o la grandiosa Repompa de Málaga pic.twitter.com/pfp9VhJkiK
3. La música urbana
La gran aportación artística de Rosalía y de 'El mal querer' es justamente este matrimonio consumado entre el pop contemporáneo y 'su' visión del flamenco, una tradición que conoce pero que apuesta por transmitir desde un punto de vista propio –una ambición artística que, al margen de los resultados, ya sería reivindicable–. Rosalía, mano a mano con Pablo Díaz-Reixa (El Guincho) a la coproducción, aborda el flamenco, un género que históricamente genera polémicas entre puristas y aperturistas, con herramientas de la música electrónica y de la producción del hip-hop y el R&B contemporáneo, tanto el comercial ('Malamente'), como el alternativo. Y es en este terreno más arriesgado donde 'El mal querer', millones de 'streams' a parte, brilla más (no como el diamante del fragmento hablado de 'Que no salga la luna'). La belleza de 'Bagdad', con la voz Rosalía haciendo malabarismos mientras resuenan los pasos de la protagonista por el Raval. La música concreta baja a la autopista con la experimentación vocal a ritmo de motos que aceleran, coches con puertas que se cierran y después se estampan, sirenas como malos augurios en 'De aquí no sales'.
4. El concepto
Solo el envoltorio conceptual de 'El mal querer' rechina en un producto que bebe con inteligencia de fuentes tan diversas –el signo de nuestros tiempos de disponibilidad casi instantánea de casi toda la música hecha en casi todo el mundo– al que no hacía falta darle más unidad que la que confieren la voz y la mirada de Rosalía. 'El mal querer' narra la historia de un “amor tóxico”, y despliega tópicos del ahora tan cuestionado amor romántico en orden cronológico, con los temas subtitulados como capítulos para apoyar este argumento. No le hacía ninguna falta: 'El mal querer' es un álbum suficientemente ambicioso en lo musical, una colección suficientemente conseguida de canciones, para querer presentarse también como un disco conceptual en tiempos de atomización de los LPs en 'playlists'.