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Un poco de orgullo lingüístico barcelonés, por favor. Los hablantes de las Terres de l'Ebre y los de la Garrotxa sacan pecho con sus rasgos dialectales, más marcados que el paquete de Michael Jackson en la época de 'Bad', y los de la Cataluña central –¡que hablan prácticamente como nosotros!– se atreven a llamarnos 'pixapins' y 'xaves'. Pues chavales y chavalas del Eixample, la próxima vez que uno de Sant Aniol-Cresquevulles de Pixacremada se meta con vuestro acento ("Ca tal, Pacu, anem a manjar un crusán de xaculataaaaa??") hacedme el favor de inundar la conversación con estas expresiones y palabras más barcelonesas que la punta del dedo de Colón. Tenemos una ciudad llena de cosas que la hacen única... ¡No nos avergoncemos!
1 - Can Fanga
Cuando los burgueses de Girona o Figueres venían a la ciudad, utilizaban el poco afectuoso "me voy a Can Fanga" (todavía te lo sueltan hoy en día, y en vez de responder "calla, pedazo de pueblerino", parece que tengas que sonreír y callar). Pero lo que seguramente no sabíais es que, haciendo gala de nuestro masoquismo –incrustado en el ADN barcelonés de nacimiento– fuimos nosotros quienes acuñamos la expresión: durante la construcción del Eixample, aunque lloviera poco, las calles se convertían en barrizal. Y decir 'Can Fanga' cuajó tanto que los gerundenses se lo apropiaron.
2 - Can Fums
Devolvedle el piropo al de Viladamat (o Llançà, o Cadaqués...) recordándole que al Empordà se le llamaba Can Fums por la excesiva importancia que se daban sus nativos. Como recordó Quim Monzó, esta expresión también se podría aplicar a Girona ciudad, lugar todavía más subidito que el Empordà (que ya es decir) y que antaño te recibía con los efluvios pestilentes de una fábrica de papel. "Joder, tío, fui el otro día a Can Fum para eso del Temps de Flors y debería llamarse Girona 'temps pudent'", por ejemplo.
3 - Can Seixanta
Esta me encanta. La expresión catalana para designar una jaula de grillos, un desconcierto, tiene su origen en la calle de la Riereta. Según explica Huertas Claveria, en la calle de la Riereta –el ahora Raval era el corazón textil de la Barcelona de finales del siglo XIX– había tres fábricas una al lado de la otra, en los números 18, 20 y 22, que sumados dan 60. Las tres eran del mismo propietario, y el tío llevaba una vida disoluta y no daba un palo al agua, y eso se reflejaba en la jornada fabril. "Esto parece Can Seixanta" caló entre la gente.
4 - Clica
No, no tienes que clicar, ya lo has hecho. Me refiero a la expresión que se ha consolidado en la escena del trap catalano hablante –es decir, tres y el apuntador y Bad Gyal cinco minutos– para decir 'mi peña'. No sé por qué, no me suena creíble un camello de metaanfetamina diciéndole a un comprador: "Fulim mig quilo a la 'fucking' pica, la meva clica sap el que es fa", rapeando, como hacen los P.A.W.N. Gang.
5 - Dàtil
Si la discusión con el señor de Sant Pere Pescador va a más, podría ser el momento de utilizar el dátil. Que es argot de la calle de la Cera para decir 'meco' o 'hostión'. Por ejemplo, "si no paras de tocarme lo que no suena, te plantaré los cinco dátiles en la fachada, pipiolo".
6 - Hacer un Apolo
Salir de fiesta y petarlo, según me explica alguien de las nuevas generaciones. Cuando era joven, la expresión era 'hacer un Magic': que quería decir acabar a las 5 de la madrugada en una disco (a menudo el Karma) y arrastrarse hacia el after más cercano (a menudo el Magic).
7 - Dar más vueltas que el 29
Esta expresión nos la explica TMB: en 1914, el tranvía de circunvalación que circulaba en Barcelona desde 1876 fue rebautizado como línea 29. Durante décadas fue una de las más populares, recordad que pervive gracias a la expresión. El billete costaba 20 céntimos y era la forma más económica de visita Barcelona. La línea 29 fue suprimida en 1985.
8 - Goofy
Otro del argot trap (propongo que a todo lo relativa al trap en catalán le llamemos 'trapaire'). No quiere decir otra cosa que 'atontado'. "Un tío de 45 años yendo a ver a Yung Beff es una 'goofy'". Por cierto, la mascota de Goofy era Pluto: un perro antropomórfico tenía como mascota a un perro. ¡Qué cosa más perversa!
9 - La Moños
Todos habéis escuchado eso de "ser más famosa que la Moños". Pues ya hace 80 años que murió Dolors Bonella (1851-1940), la Moños, una pobre mujer del Barrio Chino que enloqueció, y a base de pasear por toda la ciudad con moños verticales y vestidos de mil colores se convirtió en un personaje icónico de la Barcelona de la Segunda República. Era un enigma: que si era una chica de buena familia mal casada, la 'querida' de un burgués que la dejó embarazada y la abandonó... Era tan famosa que incluso salía en los anuncios.
10 - Mar o montaña. Besós o Llobregat.
Aterricé aquí hace casi 25 años y nunca sabré distinguirlo a la primera. Solo un verdadero barcelonés sabe por instinto que quedar en el lado mar quiere decir en la acera más cercana a la playa, y que quedar en el lado Besós significa quedar en la esquina de tu derecha según miras a la montaña. Fascinante, ¿verdad?
11 - Pixapins vs. pixaportes
El insulto número dos después de Can Fanga sí viene de los de Girona. A mediados de los 60, cuando los de Barcelona colapsaban la carretera para ir a Begur o Cadaqués, se paraban a mear en los famosos pinos de los márgenes de la carretera, doblados por la tramontana. En nuestro orgullo de urbanitas ofendidos, propongo que les devolvamos el agravio llamándolos 'pixaportes': el tacaño que baja a la ciudad el fin de semana y mea en el primer sitio que encuentra. "Qué, 'pixaportes', ¿no podías pagar los 50 céntimos del váter de la FNAC?".
12 - Pestañí
Los gitanos de la calle de la Cera y Tordera, cunas de la rumba catalana, hablan un catalán precioso –quizá el único argot barcelonés verdadero– que deberíamos tener más presente. Mi palabra favorita es 'pestañí', que significa policía. Cuando vivía por allí, lo había escuchado muchas veces: "¡Entra en casa, nena, que veo venir la pestañí!".