El Palau de la Música acoge una iniciativa histórica: la interpretación de las nueve sinfonías de Beethoven en cuatro días seguidos, entre el domingo 12 y miércoles 15 de marzo. La encargada de tal proeza es la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel. La orquesta adquiere la mayoría de edad, 42 años después de que José Antonio Abreu imaginara y hiciera realidad el que ha sido definido en todo el mundo como ‘el milagro’: la integración social de jóvenes desfavorecidos a través de la música. Venezuela muestra con orgullo una de las mejores orquestas del mundo y un potencial de 600.000 niños que se preparan para irrumpir en la escena musical del futuro. Hablamos con seguidores de Beethoven y Dudamel que no se lo perderán y que nos acercan, con entusiasmo, la magnitud del acontecimiento.
“Esto pasa una vez en la vida. Son obras muy populares y como melómano, casi adicto a la música, me interesa muchísimo oírlas de un tirón. Beethoven no las compuso para escucharlas seguidas, pero completarlo en directo en su totalidad me puede permitir comprobar si cambia mi percepción. Es un programa heavy, Dudamel tiene 36 años y la Orquesta de Venezuela es muy joven, transmiten energía y hacen unas interpretaciones diferentes, con un sonido muy personal, faltan más espectáculos como este. Me lo quiero preparar antes del concierto”.
Marc Busquets - Gestor cultural. 30 años. Barcelona.
“Este chaval tiene ángel. No es que sea un prodigio, sino que es prodigioso lo que ha conseguido. Lo admiro por su formación musical, tan diferente, y por todo el que hace por los chicos de su país; por la carrera que ha hecho siendo tan joven, y por su entusiasmo, siempre sonriente, conectando con los músicos y el público. En el aeropuerto de Buenos Aires me encargaba de traer los músicos al hotel. Me emocioné cuando vi una maleta donde decía ‘Dudamel’. Pero era de su padre. Y le dije: ‘Admiro su hijo y no lo he podido saludar’”.
Graciela Iacona - Guía turística. 72 años. Buenos Aires.
“Estas orquestas hacen que niños con riesgo de exclusión social, que no conocen ni desean nada, encuentren un camino para integrarse en la sociedad. La música les proporciona orden, disciplina, educación, respeto por los demás y pasión por su instrumento. Cuando se enganchan desarrollan valores y gusto por la cultura. Algunos serán profesionales y a otros los habrá dado una educación integral, pero a todos ellos les abrirá puertas. Iré a los conciertos a escuchar música, no porque sean niños de la calle, sino porque Dudamel dirige las sinfonías muy bien”.
Rosa Pérez - Psiquiatra consultora. 58 años. Barcelona.