"¿Hay alguien que haga canciones sobre gente feliz?", se pregunta John Darnielle. Él no, por supuesto. No lo ha hecho en las más de dos décadas que las hace bajo el nombre de The Mountain Goats, ya sea solo, con Peter Hughes, con Hugues y Jon Wurster o con los muchos más músicos que invita ahora, cuando su sonido ha crecido desde la baja fidelidad de los inicios -con él a la guitarra grabando cintas en un radiocasete- hasta la sofisticación de 'Transcendental youth' (2012), su último álbum, en el que además de las incorporaciones progresivas de bajo, batería y piano, por primera vez incluye también vientos. "Sobrevivir, sobreponerse a las cosas, superar obstáculos, la felicidad también es eso, ¿no?". Continúa preguntándose este cantautor de la supervivencia, que canta sobre personajes -a veces sobre sí mismo- que se conforman con seguir vivos, que afirman que todavía están aquí. "Para mí lo es".
Canciones terapéuticas
Darnielle empezó a hacer canciones mientras trabajaba de enfermero en un psiquiátrico. Ahora que la música es su ocupación principal, sin embargo, sigue ayudando a las personas. "La gente me dice que usa mis canciones de igual que yo utilizo las que son mis favoritas, como una ayuda en los tiempos difíciles, y esto es un honor para mí". Y aunque no busca este confort en su música -describe el hecho de componer como una necesidad-, admite que a veces le hace falta cantar ciertas canciones, como el himno 'This year'. "Sobreviviré a este año, aunque muera en el intento", dice el estribillo.
De poeta que canta a músico
El crecimiento de la música de The Mountain Goats tiene sus partidarios y sus detractores. Para algunos fans Darnielle podría haber continuado grabando con el radiocasete, cuando más que un músico era un enfermero poeta. "Es verdad que cuando empecé sólo me preocupaban las palabras, y la música estaba allí sólo para sostenerlas. Ahora los dos elementos están más equilibrados: hago canciones, no poemas que se pueden cantar", admite.
"Con los años también me he convertido en un mejor oyente -continúa-. Cuando empezaba a componer sólo me preocupaba expulsar de mi cuerpo las canciones que tenía dentro. Ahora me esfuerzo más en escuchar y obtengo más placer en los aspectos musicales. Y esto es gracias, en parte, a que toco con muchos músicos increíbles, y eso me ha abierto muchos caminos".
Cuando hacía de cantautor lo-fi, sin embargo, no lo hacía sólo por necesidad. "Empecé a grabar con el radiocasete porque me gustaba, y todavía me gusta. Pero cuando mi música fue más colaborativa, el radiocasete no bastaba para capturar el momento. No puedes grabar un bajo lo-fi: los micrófonos baratos no pueden asumir la frecuencia".
Intimidad a dúo
Aunque en las nuevas canciones en las que está trabajando, que tiene previsto grabar pronto, quiere disponer de vientos y cuerdas, en Barcelona The Mountain Goats volverán a ser el dúo que formó con Peter Hughes entre 1995 y 2007, los de 'Tallahassee' (2002 ), 'We shall all be healed' (2004 ) y 'The sunset tree' (2005), un formato íntimo con Darnielle a la guitarra y el piano -con el que desde hace unos años también compone- y Hugues al bajo y haciendo coros. El repertorio lo elegirá, como siempre, en el camerino una hora antes del concierto. Y no estará particularmente centrado ni en 'Trascendental youth' -un disco con demasiada batería para el formato de dúo, dice- ni en 'All hail West Texas' (2002 ), el último disco que grabó con el radiocasete y que este año se ha reeditado por primera vez en vinilo.
Lector de Rodoreda
Por cierto, si después del concierto saludáis a Darnielle y os queréis congratular con él, llevadle un libro de Mercè Rodoreda, una de las escritoras favoritas de este lector voraz. "Su estilo es tan onírico y emocional en 'La muerte y la primavera' -exclama-. Lo que más me atrajo fue la manera como casa el tono visionario con lo que parece una corriente subterránea de tristeza. Es un libro extraño, como una película de terror, y a mí me encanta el terror". También ha leído 'La plaça del Diamant' y 'Mirall trencat', que define "como una gran sinfonía": "Rodoreda escribe con un ritmo y un tono increíble".
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