Desde que se metió la hostia en los Brit Awards, hay quien le ha perdido el respeto a Madonna. Está de moda decir que se ha hecho mayor y que no tiene lo que hay que tener para seguir siendo la reina del pop. Pero el mundo está lleno de bocazas, y la nueva gira –Rebel Heart Tour– llega a Barcelona con una misión: demostrar que la necesitamos.
Las críticas en Estados Unidos han sido unánimes: sigue en forma y el show está a la altura de lo que se espera de Madonna. Hay un punto de irreverencia –monjas con armas de fuego– y un ritmo frenético que juega a su favor. Además, parece que está sonriendo siempre.
Confesadlo: ¿cuántos de vosotros podríais estar dos horas dando el máximo –bailando arriba y abajo, cambiándose de vestuario a toda velocidad– y no sacar el hígado por la boca? El perfecto estado de forma de Madonna y su bajísimos índice de grasa corporal confirman que se lo toma en serio. Aquella patinada fue solo eso, un accidente.
'Rebel heart' (2015) no es su mejor disco, y es cierto que desde el 'Confessions on a dance floor' (2005) no ha publicado ningún álbum redondo. Pero en el nuevo hay canciones valiosas. El problema de la gira es que quizá hay demasiados temas nuevos en perjuicio de los clásicos. Pero recupera 'Lucky star', 'Into the groove' y 'Holiday'.
Y si no te gusta lo que ves con 58 años recién cumplidos, es tu problema. Madonna se siente sexy y lo ha enfocado todo en este sentido: dice que aunque es una mujer madura, se siente joven y vital. De hecho, sus rivales de 30 todavía no la han destronado. ¿Poco talento, o demasiada Madonna?
Dijo el 'president' Tarradellas que se podía hacer de todo, menos el ridículo. La caída de Madonna fue un cachondeo, pero incluso a eso se ha sobrepuesto. Parece invencible, ¿no?
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