Su aparición fulgurante, con 'On how life is' (1999), la colocó, casi instantáneamente, en el podio de las reinas del neosoul, hecho que confirmaría con dos discos posteriores que conservaban una frescura envidiable y completaban un memorable catálogo de canciones. Comparada habitualmente con Erykah Badu –con quien compartiría la maravillosa 'Sweet baby', de su segundo álbum–, Macy Gray tumbó el siglo convertida en una estrella rutilante de la música. Aprovechando su momento de zenit artístico participó, haciendo de actriz, en varias películas de éxito como 'Training day: día de entrenamiento' y 'Spiderman'. Todo parecía rodar en la vida de la cantante de Ohio.
Pero por una razón u otra, su luz se ha ido apagando con los años. Varios cambios de sello discográfico, decisiones poco comprensibles (por ejemplo, la creación del alias Nemesis Jaxson) y con poca lógica aparente, como publicar dos discos seguidos de versiones –uno temático de Stevie Wonder, y el otro de hits de la música pop–, parecen un prueba que ha menguado su creatividad. Por si las últimas obras de Gray no insinuaban ningún paso adelante, la norteamericana sigue insistiendo: ha publicado un nuevo trabajo de covers, 'Stripped' (2016), este a golpe de jazz, adaptando canciones propias (entre ellas Y try, su primer éxito mayúsculo) y clásicos como 'Redemption song' y 'Nothing else matters'. Macy Gray lo pone difícil para confiar que vuelva a ser la que era, a pesar de que su voz continúa sonando igual y las viejas canciones siguen inapelables.