A veces solo se necesita una semilla minúscula para que todo brote. Como la revolución de verano en Washington DC de 1985, el riot grrrl de principios de los noventa fue un movimiento que duró poco, casi un instante, pero dejó un puñado de grupos y canciones memorables. Su inmortalidad a lo largo de décadas se cimienta en la incuestionable influencia de todo lo que vino después. Igual que una banda de hardcore imberbe que en 2017 adora a Ian MacKaye, aunque sus miembros ni hubiesen nacido cuando se formó Fugazi, los grupos punks feministas siguen viendo en figuras como Kathleen Hanna (Bikini Kill, Le Tigre), su compañera Tobi Vail, Allison Wolfe (Bratmobile) o Niki Elliott (Huggy Bear), un espejo musical y activista donde acudir buscando respuestas. En ese imaginario es donde Las Odio encuentran su zona de confort, tocando en festivales como Lady Fest, escribiendo fanzines y reivindicando el papel de la mujer, ya no sólo en el escenario, sino en toda la maquinaria del sistema de producción de la industria musical. Las madrileñas presentan este sábado, en Razzmatazz, su primer disco, 'Futuras esposas', un LP que tiene vacile y ganas de repartir bofetadas a diestro y siniestro, pero también humor desfasado y entrañabilidad costumbrista. Estas son Las Odio y esto es lo que tienen que contarte.
Todas veníais de otros grupos antes de formar Las Odio. ¿Qué queríais hacer con esta banda que no hacíais con las otras?
Para empezar, queríamos tocar juntas. Nos conocíamos de nuestros respectivos proyectos musicales y de haber currado juntas en otros temas, pero nunca habíamos hecho música juntas. Nos admirábamos las unas a las otras y estábamos emocionadas con sumar a un proyecto colectivo. Nuestro enfoque inicial fue sencillo: queríamos montar un grupo de riot grrrl en el que se combinara el activismo feminista con el placer, la diversión y el DIY. Pero principalmente queríamos montar un grupo de amigas, al margen de ninguna otra ambición; un modelo de banda asambleario, en el que componemos entre las cuatro, probamos cosas en el local de ensayo, y en el que toda decisión está sujeta a consenso.
En vuestras canciones hay mucha parodia de la escena y la modernidad.
Ha salido así. En las canciones tratamos temas cotidianos o asuntos que nos preocupan y que solemos hablar en el local, cuando salimos por ahí o de cañas. Esto trae las referencias a nuestro entorno inmediato, por tanto, a "la escena".
Y a la competición para ser la más 'guai'.
Claro, es la cultura instagram: hacer cosas por mostrarlas, rápido y sin reflexión, hacer que circule la información casi sin procesarla… Esto nos afecta a casi todos, también a nosotras. Por eso nos gusta hacer coña y hablamos de ello desde la autocrítica, somos consciente de que también jugamos a eso, nos vemos a nosotras mismas diciendo "yo lo vi primero". Nos redimimos un poco cantando sobre ello desde la ironía y la casi auto-parodia.
¿Os sentís cómodas con la etiqueta Riot grrrl?¿Aún consideráis vigente el mensaje?
Creemos que lo está, desde luego. No sólo es la única etiqueta con la que nos sentimos realmente cómodas y que nos representa, sino que fue la premisa para montar el grupo. Sigue siendo necesario ampliar los referentes y romper estereotipos, que toda persona a la que le apetezca se atreva a tomar los instrumentos y experimentar y, aunque no se disponga de los mejores medios o el entorno no sea favorable para ello, hacerlo, sin pedir permiso. Como hicieron Bikini Kill o Bratmobile. Tomaron los instrumentos y se pusieron a hacer ruido, organizaron sus propios conciertos (de sus grupos y de los de sus amigas) sin esperar a que nadie las programara, escribieron sus fanzines, para poner por escrito sus ideas, que quedaban fuera tanto de los medios de difusión mainstream como de las distribuidoras punk-hardcore de señores. Hicieron que la revolución sucediera. Y todavía hace falta seguir con la revuelta, desgraciadamente.
Es bastante explicito que bandas como Bratmobile os han influido, también Billy Childish o las The Headcoatees. ¿Es así?
Billy Childish nos flipa, aunque nos identificamos más con las Headcoatees o las Delmonas de su entorno cercano, también con otras bandas como Bratmobile o The Slits, por poner ejemplos diversos. Hemos escuchado mucha música de los 90's de Olympia, Seattle y Washington; sobre todo Ágata, la guitarrista, es muy fan de toda esa época. Pero en general tenemos referencias muy variadas, que van de lo más sixtie a el postpunk más oscuro. En la suma de todo eso está la identidad difusa de Las Odio.
Las canciones son casi todas bastante bailongas, pero tienen un punto de agresividad.
Nos gusta esta opinión. La idea es que la gente baile y cante y grite en nuestros conciertos. Además, que las canciones fueran bailongas era uno de los objetivos de Carlangas en la producción, era su mantra y a nosotras nos pareció un acierto. Esto se tradujo en "suavizar" algunas transiciones, o simplificar partes de las canciones para que todo fluyera y no hubiera saltos de ritmo. La agresividad no es que sea buscada, es que nos sale así. Nos sale gritar lo que pensamos, y creemos en el deber de hacerlo aprovechando el privilegio de estar sobre un escenario y tener un micrófono. Es importante para nosotras guerrear y que no sea todo azucarado; no buscar ni la complacencia ni el beneplácito de nadie. Al fin y al cabo, nuestros mensajes resultan molestos para mucha gente porque son opiniones que no gusta escuchar.
¿Consideráis que es un disco costumbrista?
Absolutamente. Como decíamos antes, nos basamos en nuestras experiencias, preocupaciones y reivindicaciones para hacer las canciones. Volviendo a las etiquetas, hace poco nos describieron como "feminismo costumbrista" y nos gusta.
Hace unas semanas las Me and the Bees me decían que no ven necesario que los grupos con chicas (o al menos todos los grupos con chicas) tengan letras que hablen explícitamente del empoderamiento, que lo importante es que las mujeres toquen, monten bolos, pinchen, escriban sobre música... que hagan cosas vaya. ¿Qué pensais vosotras?
Estamos de acuerdo. Que se trate una u otra temática en las canciones no es algo que se pueda exigir a un grupo. Cada una puede escribir de lo que le salga, al igual que a los grupos de tíos no se les exige que hablen de "cosas de chicos". Qué absurdo suena esto cuando le damos la vuelta, ¿verdad? Lo importante es estar ahí, la presencia, la representación, tener la posibilidad de hacer todas esas cosas y que existan referentes en los que fijarse. Luego ya que cada una hable de lo que le emocione, le remueva o le motive.
Os leí que teníais a Chain & the Gang como referente, no solo musical, también político. Se ha comentado bastante que Svenonious vuelva a tocar con Make-up precisamente en el Primavera Sound, un festival hiperpatrocinado. ¿Cómo os sentís en escenarios con logos gigantescos de marcas de cerveza o eventos con marcas en sus carteles?
Nos sentimos regular. Es un tema algo complicado, en el que es difícil ser coherente. En principio no nos gustaría asociar ni nuestro proyecto ni nuestro mensaje a ninguna marca, al menos no a marcas de empresas multinacionales que representan el capitalismo feroz y el heteropatriarcado más rancio. Pero es una práctica muy extendida, en la que es fácil caer sin darnos cuenta. Cualquier festival tiene un patrocinio de este tipo y, si quieres formar parte de ello, te lo tragas. Como público, porque es genial pagar 10 euros por ver a un grupo guiri en un teatro, y como artistas, porque necesitamos el caché para cubrir los gastos del concierto, y queremos vivir esas experiencias y además hacer activismo desde allí. Así que una vez valoradas las implicaciones, al final te lo tragas porque una banda de nuestro nivel apenas tiene margen de negociación en este sentido. Son lentejas: o las tomas o las dejas. Nosotras de momento lo tomamos, veremos en el futuro. Pero nos parece injusto demonizar a Svenonius por lo mismo. Parece que si eres músico y activista tienes que pagar una cuota de "autenticidad" que a otra gente ni se le cuestiona precisamente por mantenerse acrítico. Nosotras creemos en la importancia de mantener un discurso, no renunciar a ello por no poder ser tan coherentes como nos gustaría. Desde luego que hay contradicciones en la práctica de tener un grupo y hacer activismo desde ahí, y gordas, pero en general vivir en la sociedad capitalista y tener una conciencia política te lleva a contradicción constantemente. No significa que no tenga importancia, creemos que es fundamental mantener el espíritu crítico, ser conscientes y reflexionar, pero por ahora no tenemos una solución evidente a este tema.