Jorge Pardo
© Jesús Pardo
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Entrevista con Jorge Pardo

A caballo entre el flamenco y el jazz, el flautista defiende el celebrado álbum 'Huellas'

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Jorge Pardo vive entre dos aguas. "Tanto el flamenco como el jazz son músicas que siempre me han atraído por su compromiso con la libertad del intérprete". El hombre que incorporó la flauta al flamenco, cuando Paco de Lucía se lo llevó de gira a finales de los 70, es también el último premio al Mejor Música Europeo que otorga cada año la Academia del Jazz de Francia, y el primer músico de la península en recibirlo.

Y aunque la carrera profesional del músico madrileño empezó con el jazz, Pardo defiende su equidistancia entre los dos géneros, incluso con la balanza un poco decantada hacia el flamenco. "Vivo más cerca del fuego que calienta la olla del flamenco que del jazz, que es una música que nos llega de la otra punta del Atlántico -explica-. Mi historia con el flamenco viene de lejos. Me marcaron los primeros discos de Paco de Lucía, Lole y Manuel, Camarón -con quien grabé 'La leyenda del tiempo'-, Pepe Habichuela y Morente, pero la flauta y el saxo me orientaron hacia los maestros del jazz, hasta que me encuentro con Paco y hago el descubrimiento un poco naïf de que estos dos mundos conviven y que se puede hacer flamenco con la flauta".

Cuando la flauta irrumpe en el flamenco
El encuentro con De Lucía no sólo es transcendental para Pardo, sino que también lo es para el flamenco: "Antes no había vientos en el flamenco, excepto del algún caso anecdótico". Pero Pardo, igual que otro músico de las giras de Paco de Lucía, Rubem Dantas, que incorporó el cajón al flamenco, creó precedente.

"Empecé a imitar a la guitarra", recuerda Pardo del largo proceso para incorporar sus instrumentos al flamenco. "Pero vi que tienen recursos diferentes, y me fui acercando al cante, que parece más lógico para los vientos. Y en el flamenco la raíz de todo es el cante".

Seguro que el premio de Francia tiene algo que ver con 'Huellas' (2012), el celebrado último disco de Pardo. El álbum tiene los vientos y la guitarra flamenca como ejes, y se adapta tanto a formatos reducidos -el cuarteto con el que lo defenderá en Jamboree- como big band, como lo veremos el 22 de julio en el Grec. "No acostumbro a trabajar con muchos músicos -admite Pardo-, siempre he trabajado con un formato más anárquico, todos con la mente abierta para adaptarse a los otros. La complicidad que tenemos con el cuarteto es muy fuerte, y nos gusta abandonarnos a lo que pasará". Ahora, está excitado por lo que pasará este verano: "El trabajo de tantos buenos músicos ilusiona".

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