10 fotos para recordar la jornada del viernes del Cruïlla 2022

Hay que reconocer el esfuerzo de los de Birmingham por no fiarlo todo a la historia, por seguir haciendo nueva música y tratar de seguir sonando actuales. Sin embargo, y como es natural, los fans nos empeñamos a revivir un pasado bastante más glamuroso, aunque esto signifique nadar a contracorriente y que el recuerdo nos llegue empañado por el paso de las décadas. A Simon Le Bon cada vez le cuesta más llegar sin sufrir al tono agudo de las antiguas canciones, pero la banda es solvente a la hora de pasar el plumero a los viejos hits y procurar una hora y media de alegría y baile como la del viernes en el Cruïlla, especialmente a los que tenían 20 años en 1982.

Duran Duran todavía no se parece a uno de esos grupos que tienen que ganarse la vida en cruceros de jubilados, pero tampoco se alejan tanto. El nuevo disco 'Future past' (2022) es bueno, pero está clarísimo que el transantlántico no llegaría a buen puerto si tiraran por la borda piezas como 'The wild boys', 'Hungry like the wolf', 'Ordinary world' (con un Le Bon fuera de tono, al principio), 'Girls on film' y la final 'Rio'. Pero este es el orgullo y el principal activo de un grupo que puede presumir de hits y que cumplió su función en el Parc del Fòrum, reuniendo a un público de todas las edades, especialmente supervivientes de los 80, protagonistas de un revival tan largo que ya dobla la duración de la misma década. –Borja Duñó

Zahara nos prometió una PutaRave y vaya si la tuvimos. La artista de Úbeda se acompañó por los músicos Martí Perarnau IV y Manuel Cabezalí, para realizar la versión más electrónica y bailable de su aclamado 'Puta'. El escenario Vueling estaba a reventar de fans que coreaban 'Merichane' y 'Joker' mientras saltaban animados por Zahara y las dos bailarinas con las que realizó varias coreografías. Hubo momentos memorables como el mashup entre 'Pena, penita, pena' de Lola Flores con 'Toxic' de Britney Spears. ¿Por qué no nos habíamos dado cuenta de que combinan tan bien hasta entonces? El concierto terminó con bailarinas y músicos abrazados y botando, como tantas veces hemos hecho cerrando una discoteca. Y aún hubo tiempo para un baile final cuando sonó 'The good ones', de Charlie XCX, y Zahara se quedó sola en el escenario bailando como si no hubiera un mañana. Lo que debe ser una buena rave, vaya. –María José Gómez

Sí, Rigoberta, nos gusta el gazpacho, y todavía nos gusta más que tu banda nos lo pregunte en medio de un concierto y que después nos recite la receta. Todas hubiéramos querido subir con vosotros a saltar a la cuerda sobre el escenario, a enseñar una teta y a ser una 'Perra'. Y también estamos de acuerdo contigo: Barcelona es la mejor ciudad del mundo, y más si es el primer lugar del planeta donde Amaia y tú cantáis en directo lo que quizá sea el hit del verano. Dentro de unos años recordaremos que ese día estuvimos en el Cruïlla y podremos explicar que "así bailaban, así bailaban, así, así, así bailaban que yo las vi". –Eugenia Güell

The White Stripes tenían tan buen gusto que supieron dejarlo a tiempo. Ahora nada puede enturbiar el magnífico recuerdo del dúo más minimalista del garage rock de los 2000 y su inconfundible apuesta estética. ¿Quién podía haber imaginado que acabarían firmando la canción más coreada del siglo XXI? Es más, ¿qué diría Anton Bruckner si supiera que uno de los motivos de su 'Quinta sinfonía' ha acabado convertido un riff sucio y grasiento que retruena entre multitudes en todo el mundo (había 21.000 espectadores en la jornada de ayer en el Cruïlla) un siglo más tarde?

Jack White en solitario es un músico de blues dotado de un nervio extraordinario que se rodea por una banda potentísima –bajo (y contrabajo), batería, teclados–, lejos de la frugalidad que practicaba con Megan cuando se vestían de blanco y rojo. Ahora, puede trufar su repertorio en solitario con piezas de los White Stripes –divertidísima 'Hotel Yorba'– y llevarlo al clímax de 'Seven Nation Army', la canción que todo el mundo conoce y todo el mundo espera, guinda explosiva de un concierto que nos hace viajar de los 'juke joints' del delta del Misisipi a los clubs de garage rock de Detroit durante una hora y media de distorsión y energía desbocada. –Borja Duñó

No hay ser humano con tímpanos y un mínimo de ganas de bailar que pueda resistirse a los bits melódicos y pegajosos como un chicle de fresa de Hot Chip. Por su paso por el Cruïlla los ingleses dejaron todo su arsenal con los clásicos 'Over and over', 'Ready for the floor' y 'And I was a boy from the school'. Como sorpresa final, un desatado cover de 'Sabotage', de Beastie Boys. Muy cracks. –María José Gómez