Sílvia Pérez Cruz y el bailarín Andrés Corchero se encuentran en la Sala de la Cúpula del MNAC, rodeados por obras de arte de la colección del Museo que Sílvia ha escogido, para hablarnos de la representación de la belleza y la vejez y de su rivalidad. Una voz y un cuerpo que cantan y se mueven en una improvisación estructurada e inspirados por cuadros y esculturas de diferentes épocas.
Solo se harán dos funciones para 100 personas cada una.