Eleanor Friedberger
© Roger Kisby
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Entrevista a Eleanor Friedberger

Presenta 'Personal record', el segundo álbum en solitario que edita al margen de The Fiery Furnaces

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Eleanor Friedberger no tiene contadas cuántas piscinas es capaz de hacer ."Nado por placer", afirma, y aunque en la portada de 'Personal record' ( 2013), su segundo álbum en solitario, salga en una piscina, inmortalizada en medio de una brazada de crol, el récord personal al que hace referencia en el título no es deportivo.

"No quisiera ser demasiado atrevida, pero siento que es lo mejor que he hecho nunca", dice Friedberger, una de las dos F de The Fiery Furnaces, el grupo que formó con su hermano Matthew, ahora en hiato, y que hace una década publicaba su primer álbum. "No sé si es el mejor que haré nunca, espero que no, pero para mí fue como alcanzar una especie de marca, me dio seguridad".

Un disco a cuatro manos

'Personal record' también se puede traducir por 'disco personal', claro. Pero, paradójicamente, este segundo álbum es mucho menos personal que el debut, 'Last summer' ( 2011), casi unas memorias en las que Eleanor hacía una crónica, en un estilo que define casi como de 'stream of consciousness', de la etapa de su vida desde que se trasladó de Chicago a Nueva York, donde vive .

"Me gustan los juegos de palabras y me parecía un muy buen título . Me parecía increíble que nadie lo hubiera usado antes! -exclama Friedberger-. Quería usarlo antes de que se me adelante, así que decidí que tanto era como fuera el disco, que mi próximo álbum se llamaría así", aunque el álbum lo acabara coescriviendo con prácticamente un desconocido, el escritor británico Wesley Stace, que hace canciones bajo el alias John Wesley Harding .

"Él era fan de The Fiery Furnaces, y me preguntó si yo y mi hermano haríamos un par de canciones para una novela en la que estaba trabajando y que saldrá el próximo año, sobre un grupo de música de ficción. Me envió algunas letras para las canciones, yo las compuse y las grabé, y para mí eran las mejores canciones que había hecho en mucho tiempo. Y así arrancó. Continuamos intercambiando correos electrónicos que acabaron convirtiéndose en canciones".

Canciones de amor por la música
El proceso coincidió con -o provocó-, un momento de gran creatividad para Eleanor. "Fue una época en la que se me abrieron los ojos. Hacía tiempo que no estaba tan emocionada por hacer música, me sentía como cuando empezamos con el grupo y estaba excitada por tocar con gente nueva. Toda mi vida giraba alrededor de la música, y aunque esto hubiera sido así durante diez años, era como si antes no lo hubiera apreciado del todo".

Por eso Friedberger dice que, aunque la mayoría de las canciones del álbum sean de amor -algunas inspiradas, supone, en la trayectoria romántica de su cómplice por correspondencia-, el sentimiento que prevalece es el amor por la música .

"Fue un período en el que escuché mucha música antigua nueva". Como la que inspira el sonido clásico y cálido del disco, heredero de los 70, a medio camino entre la canción de autor y el pop, en continuidad con el de 'Last summer', lo que no ocurría con los discos de The Fiery Furnaces, en que nunca sabías qué esperar .

Un sonido distintivo
"Me gustaría que cuando alguien pusiera uno de mis discos pudiera decir, ah, es Eleanor Friedberger, y no sólo por la voz -explica-. Con The Fiery Furnaces no teníamos un sonido: en nuestra cabeza podíamos ser cualquier grupo, y eso está bien si eres un grupo formado por diferentes personas".

"Pero a mí, como individuo -continúa-, me gusta tener un sonido distintivo. Esto no quiere decir que todos mis discos deban sonar igual, pero quería que estos dos compartieran una paleta de sonidos para establecer esa identidad". Y si bien la música de The Fiery Furnaces trepanaba el cráneo y apelaba al cerebro, la de Eleanor golpea con los nudillos educadamente en el pecho y entra en el corazón. "No puedo aspirar a nada mejor".
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