Giuseppe Verdi compuso 28 óperas durante su vida, y Luisa Miller –estrenada en 1849, con libreto de Salvatore Cammanaro, con quien el músico trabajó también en Il Trovatore– es la que hace la número 15 en su lista particular. Es un indicador importante, porque es la ópera que culmina los que Verdi identificó como sus ‘años de galera’ –el periodo de siete años justo después de Nabucco donde trabajó a destajo, culminando más de diez composiciones de gran magnitud–, y también la que cierra su ciclo de aprendizaje, con el que descubrió todos los secretos de la ópera, el poder de la melodía y su objetivo estético de sublimar el teatro clásico a partir de la música. Tras Luisa Miller viene el periodo de madurez de Verdi, que se inicia con Stiffelio y continúa con las grandes obras maestras, como Rigoletto o La traviata. Es decir: en Luisa Miller ya estaba formado el genio, aunque no había terminado de estallar. Todo lo que tiene de bueno Verdi –el ritmo, la pasión, la melodía, el drama–, está aquí, y se podrá ver en el Liceu hasta el 27 de julio.
Así, aunque es una ópera que no pertenece al grupo principal de las obras de Verdi más representadas, es una pieza con mucho prestigio, exigente y completamente satisfactoria tanto para el aficionado experto como para los nuevos visitantes de teatros de ópera que quieren acercarse al género. Se trata de una obra inspirada en una pieza del romántico alemán Friedrich Schiller, Intriga y amor (Kabale und Liebe): Luisa Miller es una chica de campo, hija de un burgués, que se ha enamorado de un chico del pueblo; este chico, que ella cree que se llama Carlo, en realidad es Rodolfo, el hijo del conde Walter, un gran rival de Miller, ya que simboliza la lucha entre el antiguo régimen y el nuevo mundo burgués que está a punto de venir. La situación se complica aún más para que otro hombre está enamorado de Luisa Miller, Wurm, el mayordomo del conde, y Rodolfo está obligado a casarse con su prima, la duquesa Federica.
Este cuadrado amoroso acaba, como suele ocurrir en la ópera, no muy bien –hay muchas similitudes entre las historias de Romeo y Julieta y las de Luisa y Rodolfo–. Aunque también hay un par de diferencias que son las que le dan entidad propia a este gran drama de amor que tendrá dos alicientes importantísimos en el Liceo: primero, una dirección escénica a cargo de Damiano Michieletto, el gran joven talento de la ópera europea, uno de esos magos de la escena que saben acercar la ópera a nuevos públicos –y, sobre todo, al post-adolescente–, y en segundo lugar dos parejas protagonistas de primer nivel en los dos casts programados , la soprano canadiense Sondra Radvanovsky en el papel de Luisa Miller, y el tenor polaco Piotr Beczala en el rol de Rodolfo, junto a Eleonora Buratto y Arturo Chacón-Cruz en los mismos roles.
¿Se puede pedir más? Sólo que llegue ya el día del estreno, este inminente 14 de julio, y que se levante el telón.