Imaginaos el clásico bar de pueblo. Uno de estos agujeros con iluminación natural, olor a carajillo, Tour de Francia en la tele ... El Resolís está anclado en la estética arrugada de este tipo de locales, pero con una pequeña diferencia: aunque sus formas saben a caliqueño, su espíritu apela al Raval 'crustie' moderno que en estos días de horarios reducidos invade el barrio a partir de las seis de la tarde. Es una combinación curiosa que le da al local una personalidad única: las mesas están llenas de juventud perezosa y alternativa, ni un solo abuelo desdentado con boina jugando a la butifarra.
Una barra típica de los años 70-con unos adornos metálicos que parecen sacados de un bar del destape-, una buena colección de tablas de mármol envejecidas y sillas de madera destroza vértebras, un aspecto destartalado que no entiende de reformas arquitectónicas , un cartel en la entrada que ha sobrevivido a los milenios como un mosquito prehistórico en ámbar ... tiene un aire retro de verdad, básicamente porque no han tocado nada desde hace eones. Si tenéis suerte, podréis coger un rinconcito en la terraza: tiene pocas mesas, pero es una tribuna vip que se debe disfrutar con una copa de vino blanco o negro-o incluso cava, qué diablos-y alguna de las magníficas tapas: sensacionales bravas. De todos modos, lo mejor es el interior, la gracia está en los taburetes oxidados, en los espejos grasientos, en el ventilador del techo. No tienen aire acondicionado, pero cuentan con un amplio ventanal exterior que deja entrar la ventolera y las hedores del callejón de Picalquers. Sólo le veo un defecto: echo en falta una máquina tragaperras y un póster de la Veneno.
Time Out dice
Detalles
- Dirección
- Riera Baixa, 22
- El Raval
- Barcelona
- 08001
- Transporte
- Sant Antoni (M: L2)
- Horas de apertura
- Obert cada dia de 17 a 3 h
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