Resuena una alarma por todo el local: Uuuuuuuuuuuhuu! Cuando la banca cae, es la hora de pedir un cubata, una cerveza o lo que sea en el Dow Jones Bar. Pantallas donde suben y bajan las acciones de las bebidas, un neón que ilumina un gráfico de demanda y una larga barra de madera que recuerda un pub irlandés. Si te pones dentro de la piel de un 'broker', puedes pasarte un buen rato antes de beber.
El truco aquí pasa por pedir de tres en tres. O rezar para que a los del lado les guste un alcohol que a ti te repugna. Me explico. Cada vez que pides una copa, el precio de esta se eleva. El único problema de beber por adelantado es que siempre tendrás alguna otra esperándote. Y quizás acabas balbuceando o riendo más de lo normal, que es lo que pasa cuando tienes una copa de más, literalmente.
Hay muchos motivos para ir al Dow Jones. Si tienes ganas de una noche un poco 'friki' y quieres quedarte con el personal. Si te sientes nostálgico y necesitas revivir los 22. De jueves a sábado el local se llena de Erasmus que se ponen las botas de chupitos con cada crack de la banca. También puedes pasar a nosotros para poner en práctica el inglés que has aprendido después de unas cuantas sesiones de Duolingo. O aún mejor: ve allí si eres un profesor de economía relegado a una universidad de letras, y ya no sabes cómo enseñar los principios básicos del mercado a gente incapaz de multiplicar por cuatro.