¿Quién fue la primera mujer delineante del país? Conócela mejor en una exposición imprescindible

El Palau Robert presenta hasta febrero una muestra completa de la vida y la obra de Leonor Ferrer, una pionera de la cartografía en Cataluña todavía poco reivindicada y de enorme importancia
Leonor Ferrer / Palau Robert
Palau Robert
Time Out en colaboración con Generalitat de Catalunya
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El nombre de Leonor Ferrer no es muy conocido fuera de ciertos círculos profesionales, especialmente aquellos que no están relacionados con el dibujo técnico, el diseño de mapas y planos y las artes gráficas. Nacida en Barcelona en el año 1874, fue la primera mujer en toda España que obtuvo el título oficial de delineante, y trabajó en campos como la cartografía, que hasta entonces estaban ocupados exclusivamente por hombres. Su contribución profesional, de gran importancia, tuvo un impacto muy significativo en el sector de las telecomunicaciones en un momento en que se empezaban a implantar las primeras redes de teléfono. Pero su papel va aún más allá: además de los logros profesionales que alcanzó, Ferrer también fue una destacada activista que luchó por la normalización de dos ámbitos de la vida social a principios del siglo XX: la igualdad de derechos laborales de las mujeres y la escolarización de las niñas.

Coincidiendo con el 150 aniversario de su nacimiento, el Palau Robert ha inaugurado en su sala 4, la de Cotxeres, una muestra sobre Leonor Ferrer con la doble intención de dar a conocer su vida y obra a un público amplio, y también de reivindicar su papel en los primeros movimientos feministas en Barcelona. La exposición es completamente gratuita y permanecerá abierta hasta el 2 de febrero de 2025, organizada por el departamento de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica de la Generalitat de Cataluña, y comisariada por Noelia Ramos. Si queréis saber más sobre Leonor Ferrer y la muestra 'Una vida entre líneas', aquí os damos tres puntos clave que harán que no os la queráis perder:

1. Una vida entre mapas y planos

Leonor Ferrer eligió un camino inusual en la vida. A principios del siglo XX no había mujeres que se dedicaran profesionalmente al dibujo técnico, pero esta fue la vocación por la que ella apostó. Sus inicios, sin embargo, tuvieron una parte de azar: en 1898 comenzó a trabajar como telefonista en la Sociedad General de Teléfonos de Barcelona, en un momento en que las telecomunicaciones empezaban a formar parte de la vida cotidiana en las grandes ciudades, y en aquellos días comenzó a mostrar sus dotes para trazar líneas. Cuando se descubrió su habilidad, cambió de departamento e ingresó en la Sección de Dibujo de la compañía como asistente. Allí inició el verdadero camino profesional de su vida. En 1905 fue la primera mujer que obtuvo el título oficial de delineante –un simple trámite en aquel momento, aunque un gran logro en la conquista de la igualdad entre hombres y mujeres profesionales–, y esto le permitió también elevar su jerarquía. Durante su vida trabajó en campos como la cartografía y las comunicaciones, dirigió equipos –formados por hombres y mujeres–, y luchó por la extensión de la enseñanza técnica a las niñas. Esto es importante, ya que al ser una salida laboral especializada, era también una de las mejor remuneradas de su época (y aún hoy en día). Todo esto se puede conocer en detalle porque Ferrer contribuyó a crear una obra técnica que aún se conserva, y también mantuvo una correspondencia que nos permite trazar su camino vital, materiales fundamentales para esta exposición.

2. La riqueza del archivo personal

El título de la exposición, 'Entre líneas', tiene un claro doble sentido. Por un lado, están las líneas del dibujo: Ferrer dedicó más de 30 años de su vida a trazar los mapas y planos de la red de comunicaciones de Barcelona –y otras cartografías, tanto físicas como etéreas–, y su aportación forma parte de la historia secreta de Barcelona y de su gremio profesional. Pero también se conservan muchos documentos personales y de trabajo en los que Ferrer, sin la intención de que algún día fueran públicos, hablaba sobre sus aspiraciones personales y sociales. Y aquí podemos volver a leer entre líneas, ya que uno de los motores de su vida fue el empeño por normalizar el acceso de las mujeres a las profesiones técnicas. Leonor Ferrer se preocupó por la docencia: dio clases en el Instituto de Cultura y Biblioteca Popular de la Mujer, y más tarde abrió su propia academia en su barrio, el Poble-sec, donde se preocupó especialmente de formar a jóvenes apasionadas por el dibujo.

3. Impacto en las generaciones futuras

No solo fueron importantes su labor y docencia. También fue fundamental el legado personal que dejó Leonor Ferrer al morir, a la edad de 86 años, en 1960. Durante su vida coleccionó mapas, especialmente de ciudades –que se conservan en el fondo documental del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña–, y dejó también muchas cartografías propias que ahora forman parte de esta exposición que quiere reivindicar su legado. El impacto de Leonor Ferrer ha sido silencioso, pero fundamental: fue una de las pioneras que abrieron el campo de la educación y la aceptación de la mujer en entornos laborales hasta ese momento muy herméticos y masculinizados. Su 150 aniversario es importante, y la mejor manera de rendirle homenaje es visitando la muestra en el Palau Robert. Apuntad también esta fecha: el 22 de enero se organizará una mesa redonda sobre la presencia de las mujeres en el espacio público de Barcelona a raíz del impacto que tuvo la vida y obra de Ferrer. ¡Una ocasión única para reivindicarla!

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