El casco antiguo de Barcelona puede asociarse con las estrecheces de las callejuelas del Raval o del barrio Gótico, pero llega un momento en que estos pequeños caminos desembocan en la inmensidad del mar. Pasar por la plaza de Blanquerna, entre restos de la ciudad medieval y otros espacios históricos, es una de las etapas finales del recorrido.
Vestigios de la Barcelona amurallada
La plaza de Blanquerna fue bautizada en homenaje de una novela escrita por Ramón Llull en el siglo XIII. La elección parece lógica, dada su proximidad al último baluarte que se conserva de la muralla de Barcelona: muy cerca están los Jardins del Baluard y el portal de Santa Madrona, juntamente con otros espacios relevantes del pasado amurallado de la ciudad como las Drassanes Reials (las Atarazanas Reales) y el Museo Marítimo que estas acogen. Más allá está el archiconocido monumento a Colón que apunta hacia el Mediterráneo.
Flea Market, el mercado de la plaza de Blanquerna
El ya histórico Flea Market de Barcelona, que se celebra el segundo domingo de cada mes (y en alguna otra ocasión), es quizá el gran foco de atracción de esta plaza. Se basa en la venta de artículos de segunda mano, objetos vintage y artesanías varias. Es todo un cajón de sastre que lleva años vigorizando la vida de la zona y que tiene un hermano: el mercadillo Fleadonia, otro acontecimiento dominical de Ciutat Vella.
Cómo llegar
La línea 3 de metro, la línea verde, te acerca a la plaza de Blanquerna (la estación más cercana es Drassanes, a menos de 500 metros), pero hay otras opciones de transporte público (como diversas líneas de autobús). Se pueden consultar las posibilidades de trayectos concretos mediante la herramienta de planificación de viajes de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB).