Si hay algún lugar donde la historia está más viva que nunca -una reconstrucción temporal de lo que ha muerto-, es donde descansan en paz los restos de quienes la han vivido. Por eso, no es de extrañar que los cementerios se conviertan en paradas obligatorias cuando se trata de visitar una ciudad y este templo sepulcral no es una excepción: el complejo parroquial de Sant Genís dels Agudells está catalogado como conjunto historicoartístico. El Cementerio Sant Genís dels Agudells, situado en el barrio de Horta, es el único cementerio parroquial en activo que queda en Barcelona. Junto con la iglesia conforman una estampa más propia de un pueblo pirenaico que de un barrio laietà. Al plantar los pies, os invadirá aquel sentimiento de misterio y tensión tan característico de las necrópolis, que entierran tantos secretos.
Historia
La parroquia, situada detrás del Vall d'Hebrón a los pies de Collserola, es una de las diez más antiguas de la ciudad. Se tienen noticias ya en el siglo X, a pesar de que el conjunto actual es fruto de una reforma llevada a cabo en el XVII. La Iglesia de Sant Genís dels Agudells, una pequeña construcción de origen románico, se convirtió en un punto de referencia para la población rural dispersa de los alrededores, y el cementerio creció a su lado para dar sepultura a los habitantes de esta zona. Posiblemente, como todos los lugares de culto arcaicos, era costumbre que los bordes del templo se utilizaran para hacer entierros, pero no fue hasta el siglo XIV que se concedieron los permisos para erigir un fosal. Si queréis cavar fondo y conocer en profundidad qué reliquias han quedado atrapadas, ¡siempre os podéis sumar a alguna visita guiada! ¿O quizás estáis más interesados en otras maravillas enterradas en otros cementerios?
¿Qué se puede ver en el Cementerio Sant Genís dels Agudells?
El cementerio de Sant Genís dels Agudells destaca por haber acogido a figuras ilustres como Manuel Carrasco i Formiguera, fusilado en 1938, y Jacint Verdaguer, trasladado a Montjuïc en 1908 tras un breve entierro inicial en 1902. También cuenta con una capilla del siglo XIX dedicada a la Virgen de Montserrat, con una escultura y un cuadro de la virgen, que a menudo es visitada por devotos. El cementerio combina fosas antiguas del siglo XVIII con otras más modernas del XIX.