Actualmente, es el nuevo Centro de Cultura y Educación de Barcelona, pero en la segunda mitad del siglo XX, este edificio, símbolo del racionalismo catalán, fue la sede de la Editorial Gustavo Gili. La obra arquitectónica fue firmada por los arquitectos Joaquim Gili (limpio del fundador de la editorial) y Francesc Bassó entre los años 1954 y 1960. Solo un año después de finalizar el trabajo, la innovadora propuesta arquitectónica ganó el premio Foment de las Artes Decorativas de Arquitectura (FAD), en 1961. Aunque la editorial se trasladó a la Casa Heribert Salas en 2016, el edificio ha quedado como joya de la ciudad y patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno.
¿Qué interés tiene la antigua sede de la Editorial Gustavo Gili?
El edificio fue totalmente innovador cuando se inauguró y su riqueza arquitectónica ha perdurado hasta la fecha. Solo un año después de abrir sus puertas al público, el edificio ya recibió el premio FAD de Arquitectura. Aunque los premios no son todo, fueron muchas las instituciones que reconocieron la riqueza de la construcción con materiales tan innovadores como el hormigón armado.
Que el emblemático edificio acogiera la sede de la editorial Gustavo Gili tenía mucho sentido. La empresa era una de las principales editoriales de Europa especializada en arquitectura y arte, por lo que apostó por trasladar las oficinas a un edificio con un diseño tan innovador, apostando por un proyecto arriesgado y moderno.
¿Cómo es el edificio de la antigua editorial?
La construcción se mantiene tal y como la construyeron hace más de sesenta años. El edificio está formado por tres secciones que forman un patio interior que facilitaba la entrada y salida de los vehículos en los almacenes de la editorial, que estaban situados en la planta subterránea. Para seguir la idea inicial del Pla Cerdà, las tres secciones forman patios exteriores con jardines, aspecto que permitirá que el espacio fuera frecuentado para dinamizar y reflexionar sobre la cultura y la educación a través de diversas actividades.
El interior también destaca. Aunque la planta superior estaba dedicada a las oficinas, el vestíbulo se convirtió en un espacio característico del edificio influenciado por la arquitectura de Alvar Aalto. La estructura es la característica que más llama la atención, aspecto que también estaba presente en otros edificios relevantes de la época, como el vestíbulo del Colegio de Arquitectos de Cataluña en Barcelona.