LIMÓNOV
Emmanuel Carrère
Trad. Jaime Zulaika
Anagrama
396 pág. 19,90 €
'Limónov' nace de la fascinación que Emmanuel Carrère siente por alguien que no es sólo un escritor ruso, sino la encarnación que los europeos tenemos del concepto 'Rusia'. Excesivo y noble, atroz y ridículo, vehemente y verdadero... A esta personalidad que es tormenta y resaca, hay que sumarle los diferentes personajes que Limónov ha interpretado durante su vida con la convicción demente de un Robert De Niro. Poeta crudo y provocador en la URSS (años 60), macarra aciago de mujeres que lo abandonan en Nueva York (años 70), autor respetado en París gracias a títulos como 'Al poeta ruso le gustan los negratas' (años 80), soldado serbio en las guerras de la antigua Yugoslavia (años 90), agitador político contra el régimen de Putin y prisionero en un campo de trabajo capaz de alcanzar el Nirvana (años 2000)... 'Limónov' es un reto narrativo sí, y Carrère trabaja a fondo para no salir lastimado. Narra los principales episodios de su cronología y analiza sus textos, pero también habla de un hombre ligado a la Rusia de los últimos 50 años, reflexiona sobre las paradojas que, en forma de deudas impagables, acumula con el paso de los años. ¿Es adorable? ¿Es un gran escritor o un populista alocado? Y cuando se acerca a la paradoja más íntima, Carrère utiliza un sutra, aquel que dice: "El hombre que se considera superior, inferior o incluso igual que otro hombre no comprende la realidad". El mérito de Carrère es que estas palabras sean la grieta por la que se filtra 'Limónov'. Que 'Limónov' sea una grieta, que 'Limónov' sea 'Limónov'.