Mark Z. Danielewski
Trad. Javier Calvo
AlphaDecay
710 pág. 29,90 €
El centro de esta novela que no tiene centro es una casa encantada que haría las delicias de Stephen King. Es la casa donde el fotógrafo Navidson se instala con su familia, como un Odiseo que busca rehacer su matrimonio, y que demuestra ser un lugar maldito. El espacio se distorsiona, los pasillos entran en dimensiones paralelas, los suelos se hunden para tragarse a sus habitantes... Esta experiencia terrorífica es grabada con cámaras de video aficionado por el mismo Navidson, y el film resultante se convierte en una pieza de culto. ¿Realidad o ficción? Esta sería la pregunta que se haría un libro razonable, pero este no es un libro razonable. Igual que la casa, es grotesco, distorsionado, contiene dimensiones paralelas y se nos quiere tragar. Por eso, la terrorífica experiencia de los Navidson nos llega a través de dos textos, principalmente. Uno es un estudio erudito que escribe un viejo ciego que no se llama Borges, sino Zampanò. El otro son las notas a pie de página que escribe un vagabundo de la estirpe de Bolaño, Johnny Truant, y que relatan un viaje al corazón de las tinieblas.
Por si la estrategia narrativa no fuera suficientemente laberíntica, Danielewksi arriesga todavía más. Los textos incluyen caligramas, declaraciones de tarascas culturales falseadas, una maquetación distorsionada hasta la exasperación, enigmas tan obtusos que sólo una rata obsesiva querría resolver... Alguien podría pensar que todo esto es un ingenio metaliterario, una broma infinita. Pero no. Este libro no es como los otros. Es capaz de advertirnos que la ironía es una línea Maginot. Quiere y puede acabar con sus lectores. Volvernos locos. A todos, a ti.