ADÉU, NENA
Raymond Chandler
Trad. Albert Fuentes.
La Magrana.
320 pàg. 18 €
Todos los libros de Chandler son un poco enrevesados y éste no es una excepción. Pero no importa. Porque el conjunto engancha y resulta de lo más atractivo. Y la razón principal de este atractivo tiene nombre y apellido: Philip Marlowe. Y es que la carismática figura de Marlowe sostiene toda la novela. Independiente y descreído, leal e íntegro a su manera, un punto sentimental, destaca sobre todo por el cinismo. Un cinismo hecho de frases brillantes y lapidarias que irritan y desconciertan a sus adversarios dialécticos.
Pero el carisma de en Marlowe no es la única virtud de una novela en la que Chandler demuestra ser un maestro en el arte del diálogo y en la creación de personajes moralmente ambiguos. También en la descripción de Los Ángeles y las pequeñas localidades de su alrededor que se convierten en unos protagonistas más. Una novela que quizá no es perfecta pero, como digo, tiene la inconfundible atmósfera de los grandes clásicos del género negro. -Carles Valbuena