Dolce Sitges

En comparación con otras zonas turísticas de Cataluña, el Garraf no acapara tanto los focos, y bien mirado es una suerte. Aún podemos descubrir pueblos de interior que nos sorprenderán por su sencillez y encanto, e incluso algún paisaje que nos dejará boquiabiertos, como el que se disfruta desde las habitaciones del Dolce Sitges. Este hotel inaugurado en 2004 se ubica en una privilegiada colina del Parque Natural del Garraf, con vistas espectaculares a la bahía de Sitges. Vale la pena ponerse el despertador para ver la deslumbrante salida de sol entre las montañas y el mar.

El complicado año 2020 marca su primera gran renovación. Una puesta a punto completa de sus instalaciones a cargo del estudio de Miami Rose Ink Workshop. El resultado es una cálida mezcla de ideas que se bañan en la potencia de la luz mediterránea tamizada por la redonda serenidad del 'art déco' estilo Florida. El mobiliario del imponente hall-bar da para mic 'pics' en Instagram, y las habitaciones relajan con solo dejarse acompañar por el azul dominante que nos pasea como una ola por todas las instalaciones.

La coherencia lo ata todo, desde la ambientación de la zona de piscinas a la terraza donde sirven el desayuno, pasando por su restaurante, el Esmarris, donde cocinan platos que atrapan la esencia del mar y montaña tan catalán, imaginación y sorpresa que no empalaga. También en consonancia, su zona spa con piscina interior climatizada, sauna finlandesa, baño de vapor y un moderno gimnasio, además de las cabinas de tratamientos donde aplican productos de proximidad ecológicos.

263 habitaciones y suites, en definitiva, de un hotel de cinco estrellas en uno de los enclaves más privilegiados de la costa catalana, y lo que es el mejor, un capricho bastante más accesible de lo que se pueda imaginar para aniversarios, celebraciones o -¡qué demonios! - porque nos lo merecemos.