1. Finta
En apenas dos años, el sonido de Finta ha cambiado de manera espectacular. En 2019, cuando publicaron el álbum “Nosotros hemos incendiado la luz”, el trío madrileño se movía entre los límites del rock alternativo heredado de la década de los 90, con ciertos aires post-hardcore oscuros y con texturas de guitarras afiladas. Pero tras el parón pandémico, y ante la oportunidad de aprovechar el momento de incertidumbre y cambio para avanzar, Finta comenzaron a experimentar en el estudio de grabación. Con la ayuda de los productores Alex Cappa y Pablo Rouss, el proyecto dio un gran salto adelante, conservando la fuerza melódica de las viejas canciones, pero con un barniz electrónico que no les resta ninguna energía. Finta han dejado atrás el rock militante y ahora, en singles como “Ganar”, “Palique” o el reciente “Nunca es tarde”, preámbulo del inminente “Siempre acaba mal”, también nos hacen vibrar con texturas luminosas, referencias ochenteras y un estilo cercano al synthwave.