El huevo o la japonesa
El clítoris gutural de Linda Lovelace no fue el único milagro anatómico de la década de los 70. En Japón, Nagisa Oshima rodó ‘El imperio de los sentidos’, una tragedia sexual con sado selvático donde un señor con ideas de bombero introdujo un huevo de corral recién escaldado por un agujero de su mujer que no me atrevo a nombrar, delante de cámara. La pobre, al ver desaparecer tan delicioso alimento útero arriba, es agachó entre sollozos y, haciendo fuerza, expulsó el huevo, como una gallina ponedora.