Nos hemos puesto las bambas, hemos empezado a sumar kilómetros por las calles de Barcelona y cuando estábamos cerca de batir un nuevo récord nos ha entrado hambre. Por si alguna vez os pasa lo mismo, repasamos las rutas más típicas de la ciudad y os recomendamos tres sitios cerca de cada una en los que recuperar fuerzas, daros un homenaje o charlar con los compañeros de fatigas.
En la Carretera de las aguas se pueden llegar a hacer unos 18km entre naturaleza, jabalíes y vistas espectaculares. Si vuestro destino es el Pla dels Maduixers, os tendréis que dejar un buen pico pero podréis desayunar en uno de los bares más románticos de la ciudad, el Mirablau, perfecto si salís a correr en pareja, y desde donde podréis disfrutar de unas magníficas vistas sobre la ciudad. Eso sí, ¡os tocará hacer un último sprint para coger mesa al lado del ventanal!
Desde donde podréis admirar también la ciudad, pero en un ambiente menos guiri, es en la otra punta del paseo de las aguas, en la plaza Mireia (Esplugues de Llobregat). Aquí, tenéis que dejaros caer a desayunar por el Espai Mireiasi corréis en grupo: el espacio es muy amplio y prácticamente siempre encontraréis mesa seáis cinco, diez o quince. Además, aunque llevéis las bambas llenas de barro, en la terraza os acogerán sin problemas. Para jalar son famosas las bravas del chef pero si a las nueve todavía no tenéis estómago para eso, encontraréis bocadillos clásicos de toda la vida y, para los más sibaritas, bikini de jamón ibérico y trufa.
Si ya habéis contemplado bien la ciudad mientras corríais y preferís un desayuno más artesanal -y más ajustado de precio- avanzad unos metros más desde el Pla dels Maduixers y acercaos hasta el Rebost de Collserola (Collserola, 31). Desde fuera, parece la típica cafetería de barrio, pero tienen un rinconcito con selección de vinos y en las paredes del local aprovechan para hacer exposiciones de fotografía. ¿Y para comer? Los bocadillos están hechos con un pan buenísimo que les traen de la Fleca Artesania Danés. Ah y el lavabo es grande y limpio, ideal para secaros el sudor y poneros guapos antes de volver a casa.
Evitad la zona central y perdeos por el Parque de Cervantes y el de Pedralbes. Cuando hayáis completado la ruta, delante del cuartel del Bruc, una terraza os avisará que tras unos arbustos se esconde una pequeña cafetería familiar donde recuperar fuerzas. Es el Bruc Cafè(Exèrcit, 8). No hace todavía dos años que abrieron, ofrecen un café buenísimo y todos los bocadillos son generosos y hechos al momento.
Si rumbo hacia María Cristina empezáis a notar las piernas cansadas, no os agobiéis. Entre las numerosas academias de estudios que pueblan el edifico de en frente del Hotel Princesa Sofía, encontraréis un bar que tendría que ser de peregrinaje obligado para los fans de Casablanca. Es el Rick's Cafe Americain (Sabino Arana, 22-24). ¿Os suena? Allí se tocaba el 'As time goes by'. El de Barcelona es ideal para runners dormilones porque a partir de la una podréis disfrutar de una de las 'quiches' caseras que prepara Xavi.
Si salís a correr en familia, al final de esta ruta, encontraréis un sitio perfecto para daros un homenaje sin muchos remordimientos. En el Family Room Cafè (Joan Gamper, 13) podréis tomar tostadas dulces o saladas, todas hechas con producto de proximidad y si puede ser de cultivo biológico. Además, en su carta ponen especial atención en los zumos. Y si ni vuestro hijo ni vuestra pareja son enfermos del running, siempre os podrán esperar en el rincón que tienen reservado para los más pequeños: con casita de madera, pizarra para dibujar, cuentos y juguetes.
Si corréis con vuestro perro y frecuentáis esta zona, tenéis de conocer elIdeal (Marià Aguiló, 99). Son 'dogfriendly' y muchos 'runners' se acercan a desayunar. Los corredores veganos, celíacos e infantiles también son bienvenidos. Para sentaros tienen sillas de madera y bancos con cojines bastante cómodos y para comer pasteles caseros perfectos para daros el homenaje que buscáis.
Para los grupos de 'runners' que sumen kilómetros cerca de Poblenou, una de las mejores opciones es el Bistrot del Valkiria Hub Space. En los más de 300 metros cuadrados que tiene el local, podréis descansar en alguno de los sofás del fondo o en las largas mesas de madera del medio. Para seguiros cuidando, os ofrecen leche de avena y de almendras o los dulces que hacen ahí mismo.
Si tanto azúcar os estresa y sois más de bocadillos, al lado de Glòries encontraréis el templo. En el Carrot Café podréis escoger entre los cuatro tipos de pan que tienen y comeros un 'bagel' o un sándwich.
Estáis recorriendo los 6 km del Frente Marítimo cuando notáis ese olor a calamares a la romana. Inevitablemente, os pica el gusanillo y empezáis a tener hambre. No lo dudéis, haced una pausa, desayunad y recargad energías para la vuelta. En Surf House, encontraréis un poco de todo. Podéis decantaros por la opción más sana con el Açai Bowl (fruta de acai, plátano, fresas, granola y un toque de miel) o bien por los sándwiches de moda: bagels, pancakes o el apetitoso bocadillo de tres pisos de Nutella.
Si habéis sudado y teméis por la estabilidad emocional de vuestros compañeros de mesa, también podéis hacer un 'pit stop' en el Forn Baluard, que con su horno de leña se ha hecho un nombre entre los amantes del pan de la ciudad. Unos bocadillos para chuparse los dedos y que podréis devorar sentados en uno de los bancos de la plaza del mercado de la Barceloneta. La otra opción es Òstia, que aunque sea un bar de tapas hacen unos bocadillos buenísimo con el pan del Baluard. Y, además, también os darán un buen café con leche para bajarlo todo.
Si el hambre os pilla cerca de la Fuente de Montjuïc, a la sombra del Estadi Olímpictenéis un sitio ideal donde dejaros caer. ¿Por qué? Además de sofá -y de sillas monas y cómodas- en La Tasca (Passeig Olímpic, 17-19) podréis comer un buen bocadillo con pan de cereales o una macedonia de frutas.
Si ya estáis de vuelta y vais hacia la plaza de Espanya, no os preocupéis por las pintas y entrad en el CaixaForum. Entre paredes de ladrillo se esconde una cafetería moderna y minimalista y lo mejor: con dos terrazas muy acogedoras. Los precios pican un poco pero después de muchos kilómetros vale la pena gastárselos en algunos de los pasteles que tienen. Os costará quitarle los ojos de encima al de zanahoria.
Pero si os gusta correr y, por encima de todo, sentiros bien, aprovechad que la calle Parlament os queda cerca y acercaos al número 12. En The Juice Hose apuestan por una alimentación 'limpia' y con solo un zumo tendréis suficiente para cargar pilas. ¿Cómo? Porque están hechos con la técnica del cold-pressed y no solo se mantienen intactos todos los nutrientes de las frutas y los vegetales sino que se potencian.
Ay, la Ciutadella. Nuestro Central Park particular, pero de dimensiones y fama bastante más modestas. Eso sí, correr por la zona y después hacer un buen desayuno es fácil y la oferta amplia. Si tenéis un capricho de dulce, parad a desayunar en Lolita Bakery. Ir a correr no os habrá servido de nada, pero como mínimo seréis felices. Si os pesa la conciencia u os apetece alguna cosa más ligera acercaos hasta La Hamaca (plaza de Sant Agustí Vell, 15), una verdulería ecológica que hace todo tipo de zumos bio por 2€ y smoothies por 3€. Hay espacio para sentaros dentro y algún taburete en la entrada para hacer una parada rápida.
Y, finalmente, el último sprint os lleva hasta el mercado del Born. Un lugar ideal para hacer estiramientos y recuperar el aliento después de unos últimos metros infernales. Y, también, para comer croissants. El pastelero Oriol Balaguer ha abierto La Xocolateria, donde se puede probar el que ha sido escogido como el mejor croissant de mantequilla de España en 2014. Esponjoso, dorado y delicioso.