No vuelan, no llevan capa ni varita mágica y sustituyen la escoba por un palo de pvc. Son jugadores de Quidditch y no os precipitéis a la hora de tildarlos de freaks porque son deportistas como la copa de un pino. El Quidditch nació en la ficción de la mano de JK Rowling y su Harry Potter, pero en 2005, en Estados Unidos, un grupo de universitarios convirtieron esta disciplina literaria en una muy real y apta para muggles –no magos– y hace cerca de dos años que aparecieron los primeros equipos en Barcelona.
"Es un deporte muy completo. Trabajas la resistencia, la fuerza, la agilidad, la puntería y también el sprint. Eso sí, es para todo el mundo y es inclusivo ", explica Alex González, capitán de los Wyverns Quidditch Team, uno de los dos equipos de la ciudad. Ahora bien, ¿cómo juegan si no tienen escobas voladoras? Pues fácil, corren pero lo hacen siempre con un palo entre las piernas.