“Poner cera, pulir cera". ¿Os suena? Si nacisteis en los ochenta, probablemente tenéis esta frase grabada en el cerebro. En Karate Kid, el sensei Miyagi se la decía a un inocente Daniel Larusso en sus primeras lecciones. Si desde entonces soñáis con practicar un arte marcial, ya es hora de que os trabajéis un cinturón. Eso sí... sed un poco originales y lanzaos a hacerlo de la mano del mugendo. Basa su filosofía en el karate tradicional pero le añade una serie de técnicas más innovadoras provenientes de otras disciplinas como el kickboxing, el boxeo, el taekwondo o el judo, combina lo mejor de oriente con lo mejor de occidente.
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Con ganas de probarlo, nos dirigimos a una escuela de Barcelona donde hace más de 12 años que se enseña Mugendo, el centro Golden Kyu (Ronda General Mitre, 23 | T. 935 111 954). Mano en el corazón y un 'Oss' bien fuerte. Así nos saludamos con compañeros y sensei antes de empezar la sesión. Nos hemos metido de cabeza y nos han vestido para la ocasión. Guantes, pantalones de algodón y poliéster típicos de este arte marcial y una camiseta de manga corta negra con el logo de Mugendo en la espalda. "Somos una disciplina más moderna, más adaptada a occidente. Si la gente busca los beneficios de un arte marcial pero quiere que, a la vez, sea flexible y no tan estricto, en el Mugendo lo encuentra ", explica Javier Piernas, sensei y director del centro.
Para calentar, durante unos diez minutos corremos alrededor de la sala de entrenamiento y, detenemos nuestra carrera para saltar, hacer una flexión de soldado –¡madre mía!– o subir rodillas y talones hacia arriba. Con el cuerpo caliente, estiramos y nos preparamos para nuestro bautizo marcial. Somos novatos, así que, primero, Javier nos enseña los golpes más básicos. De puños: el directo, el jab y el hook. De piernas: una patada con la izquierda y otra con la derecha, todas rectas y hacia adelante.
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Completado el paso previo, nos integramos en el grupo y nos emparejamos con una compañera, cinturón verde -virgen santa- a quien desde aquí le agradecemos la paciencia. Practicamos los golpes básicos que acabamos de aprender, nos defendemos como podemos y hacemos un par de fintas. ¿Y después? Toca escuchar al sensei, la rodilla izquierda en el suelo y pie derecho también, Javier explica y organiza un circuito con diferentes estaciones, donde en cada una tenemos que hacer desde flexiones, saltos, trabajo de puños y piernas o abdominales en el tiempo que nos marca. Estamos fundidos. Los compañeros siguen con combinaciones y ejercicios más técnicos para parejas y cuando llevamos alrededor de una hora de clase llegan los estiramientos de despedida.
Objetivo: ponernos a tono
"La mayoría de alumnos adultos vienen con la idea de ponerse en forma y aprender a defenderse en situaciones de riesgo. Ganan agilidad, flexibilidad, reflejos... y se marcan nuevos retos pero el combate es solo una opción. El Mugendo es muy completo porque bebe de diferentes disciplinas y te hace apto para competir en diferentes modalidades", dice Piernas. ¡Se lo compramos! Y añadiríamos que es... muy intenso, casi tanto como estos métodos que te ponen en forma en solo 20 minutos.
En Golden Kyu se respira ambiente joven y buen rollo. Tienen grupos de mañanas y tardes y la idea es hacer unas dos clases por semana. El coste es similar al de un gimnasio pero deberéis haceros, eso sí, con guantes, pantalones y demás. Si tenéis peques en casa, os diremos que en el Kyu de Sarrià un 60% de los alumnos son niños y niñas. Con los pequeños combinan formación, educación y ejercicio físico y familia y centro están en contacto permanente.
Si os habéis quedado con ganas de aprender a hacer un jab, un hook o un upper y ya habéis empezado a soñar con patadas circulares y cinturones de muchos colores... mirad qué centro os queda más cerca probadlo y decidid. ¡Oss!
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