"El fútbol es un juego de caballeros jugado por bestias y el rugby es un juego de bestias jugado por caballeros". Se puede decir más alto pero no más claro. Este antiguo dicho británico ha hecho carrera y se ha postulado como una de las mejores maneras para describir un deporte que este 2016 ha vuelto a los Juegos Olímpicos en modalidad seven. Si desde fuera os parece violento y sucio... estáis muy equivocados, todos los ‘rugbiers’ que cogen la pelota ovalada presumen hasta el infinito de los valores del juego: limpio, honesto, respetuoso con las reglas, los contrarios y el árbitro... ¡No exageran!
El juego
Un campo de forma rectangular, habitualmente de césped, con dos zonas de anotación, las líneas de 22, las laterales, los inconfundibles palos en forma de H... y una pelota de forma ovalada. ¿El objetivo? Llevarla hasta la zona de marca del conjunto rival y plantarla en el suelo. Si lo hacéis, ya tenéis un ensayo, cinco puntos en el bolsillo y la oportunidad de sumar dos más haciendo un disparo directo que pase entre postes –una conversión–. Y hay más. También se puede tomar distancia en el marcador a base, por ejemplo, de disparos con el juego detenido fruto de una falta o con un drop –que se puede hacer en juego abierto o como alternativa al disparo a palos si no dispones de tee–.
En total son dos partes de 40 minutos donde el cronómetro no se detiene. De hecho, si llegáis al 80 con el balón en las manos, no sufráis, hasta que no termine la jugada no oiréis el final. "Tener nociones básicas de rugby es más fácil de lo que la gente imagina. Es cierto que, a nivel de campo, es de los deportes que tiene más normas pero, al final, la concepción de juego es muy asumible: hay que tener en mente que sólo se puede jugar de pie y que los pases siempre deben ser hacia atrás", puntualiza Yolanda Españó, vicepresidenta segunda del Rugby Club L'Hospitalet. Sobre el terreno de juego encontramos, habitualmente, 15 jugadores por lado. Eso sí, también hay modalidades de rugby 13 y seven. El de siete, ¡es el de los Juegos!El equipo
"Yo quiero llevar el dorsal 5... yo el 7..." ¡Mec! La cosa no va así. En el rugby cada posición va asociada a un número así que vuestra función en el campo determinará vuestra camiseta. "Por eso en ningún conjunto ni selección veréis camisetas con el nombre del jugador en la espalda", nos explica Borja Bombi, jugador del Químic.
Por norma, los equipos se dividen en dos grandes grupos: los forwards –del 1 al 8– y los backs –del 9 al 15, los más rápidos–. "Todo el mundo puede jugar a rugby. El deporte consiste en llegar al otro lado del campo y plantar la pelota. Si eres rápido y hábil puedes ser tanto o más útil que uno de los jugadores más corpulentos y menos explosivos. La diferencia entre posiciones es bestia. Cuando los forwards intentan hacer de backs se ahogan y al revés. Lo que más me gusta es que es un deporte realmente de equipo, un jugador solo, por muy crack que sea, no consigue nada", analiza Bombi.El respeto y el tercer tiempo
Contacto, placajes –del pecho hacia abajo, ¡eso sí!– y ni rastro de protecciones rígidas. Y, no, no es sinónimo de lesiones a mansalva. La intensidad del contacto físico hace que el respeto por el rival sea imprescindible y el árbitro también es intocable. "Hay que remarcar que placar no es empujar. Cuando placas a un jugador debes acompañarlo en la caída, hasta el suelo. Además, es fundamental tener una buena preparación técnica para saber cómo placar, cómo caer, cómo reaccionar...", dice Españó.
Es la actitud en el campo y lo habitual es que también lo sea entre el público. Ni rastro de gritos de burro, idiota, tonto y otros apelativos que son el pan de cada día en la mayoría de estadios de fútbol. "De entrada la gente se piensa que es violento, que le harán daño... es duro pero es muy raro ver anti-juego durante un partido", remarca Bombi. Eso sí, lo mejor llega cuando suena el silbato. Jugadores, colegiado y quien se anime comparten bebida y comida en el famoso tercer tiempo. Siempre, pase lo que pase en el campo. "Además, al final de los partidos los equipos se hacen el pasillo mutuamente. Es una manera de agradecer el esfuerzo del rival". De hecho, el último mundial nos regaló momentos que representan a la perfección los valores del rugby: "Richie McCaw y Dan Carter, dos leyendas, no tuvieron ningún problema en llevar agua a los compañeros y árbitros que estaban en el campo jugando. La afición irlandesa aplaudió al autobús que llevaba a la selección argentina después de que los Pumas derrotaran a los suyos en un partido antológico...", recuerda Españó.Rugby femenino
Estamos de enhorabuena porque esta temporada el Químic Equip Rugbi quiere estrenar equipo femenino sénior en Barcelona y sumar uno más en el mapa barcelonés. A partir del 6 de septiembre entrenarán los martes y jueves de 20.30 a 22.30h en la Teixonera (Granja Vella, 35). ¿Requisitos? Ser mayor de 16 años y tener 'química' con el rugby. Fácil, ¿verdad?
Las del Químic se unirán a las chicas del Barcelona Enginyers Rugbi, a las de los Gòtics, a las del Barcelona Universitari Club, a las del CEU, a las del Barça, a las de L'Hospi y a las del INEF. "En Cataluña, el rugby femenino ha tenido un crecimiento espectacular. En pocos años hemos pasado de 7 clubes a más de 20. Cada vez hay menos prejuicios en torno al deporte y las chicas empiezan a jugar más jóvenes. Además, el rugby es uno de los deportes menos machistas que conozco. La mujer siempre es bienvenida, respetada... la presencia femenina no se limita a las jugadoras de campo, hay mujeres en cargos de máxima responsabilidad y uno de los tres mejores árbitros del mundo, es mujer: Alhambra Nievas, que también dirige partidos de División de Honor Masculina", resume Españó.La tienda
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