Empezamos de pie sobre la alfombra. Tenemos que fijarnos en cómo se arraigan en el suelo nuestros pies. Cambiamos el peso de una pierna a la otra y, después, levantamos el brazo izquierdo y, más tarde, el derecho. Caminamos por el espacio para ser conscientes de cómo estamos antes de empezar la sesión y nos estiramos sobre la esterilla para sentir, también, cómo se apoya nuestro peso sobre ella. Hacemos rodar la cabeza a ambos lados y siguiendo la voz de Esther y las preguntas que lanza, giramos hacia la derecha y nos colocamos con las rodillas dobladas formando un ángulo de 90 grados y la mano sobre la cadera. Primero hacemos movimientos pequeños con el hombro izquierdo: hacia delante, hacia atrás, arriba, abajo... hasta enlazar los movimientos en un giro. "Poned atención en qué les pasa a vuestras costillas, al pecho, a los hombros... Si ponéis atención, algo cambia". Repetimos la secuencia con la cadera izquierda. "Ahora intentad lo más difícil: moved hombro y cadera a la vez, haciendo un giro que pase por todas las posiciones pero moviendo uno y otro en sentido contrario. Si os cuesta mucho, visualizadlo primero", dice Esther. Y es que imaginarnos haciendo el movimiento también hará que recibamos beneficios.
"Mueve el hombro derecho hacia abajo. Ahora hacia arriba. Conecta los movimientos: ve hacia abajo y hacia arriba sin detenerte en el centro. Haz, eso sí, movimientos pequeños". Estamos estiradas sobre una esterilla, en una posición casi fetal y con el brazo izquierdo sobre las caderas. Es una sesión de Feldenkrais. La voz de Esther Niego Palatchi nos acompaña y nos guía a través de una serie de movimientos pequeños, conscientes y de calidad. El método Feldenkrais nació de la mano del científico de origen ucraniano Moshe Feldenkrais y, desde hace unos años, ya se puede practicar también en Barcelona. Basado en la neurociencia, utiliza el movimiento consciente y la atención dirigida para buscar patrones de movimiento eficientes y sanos y mejorar un puñado de aspectos de nuestra vida. Es un método de educación somática: mente y cuerpo no están separados el uno del otro y la transformación de uno mismo llega a través del movimiento. "Con la educación somática, cualquier beneficio que obtengas en tu cuerpo, repercutirá en tu mente", nos dice Niego Palatchi.