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Deporte y tratamientos oncológicos

La actividad física como herramienta para reducir los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos o recuperarse mejor tras un cáncer

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"El ejercicio con un paciente oncológico es seguro. Existen aún miedos y, tal vez, lo último que les apetece al terminar la quimioterapia es hacer ejercicio. Pero se ha visto que es seguro y que es un tratamiento más". Quien habla es Montse Bellver, médico de Medicina del Deporte del Consorci Sanitari de Terrassa (CST) en el CAR de Sant Cugat. Con ella y con el doctor Jordi Alfaro, oncólogo del CST, así como con asociaciones y fundaciones que trabajan para mejorar la calidad de vida de las personas con cáncer nos hemos sentado para descubrir cómo y por qué el deporte puede convertirse en un buen aliado para acortar la recuperación de los pacientes oncológicos.

Estudio del CST

En el año 2012, el Consorci Sanitari de Terrassa (CST), en colaboración con el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, inició un proyecto con 45 pacientes que habían superado un cáncer de mama o de colon -los más frecuentes-. ¿El objetivo? Estudiar cómo el deporte podía ayudar a acortar el tiempo de recuperación de los pacientes oncológicos. "Las personas que participan en el programa deportivo son pacientes que ya han terminado el tratamiento de quimioterapia o radioterapia", especifica Alfaro.

Cuando se termina el tratamiento el síntoma más habitual es el de la fatiga y de la mano de la actividad física, la idea es trabajar la fuerza muscular y la capacidad aeróbica para disminuir este cansancio. "¡Esto ya es importantísimo para mejorar la calidad de vida de estas personas!", añade Bellver. ¡Hay más! El deporte ayuda a disminuir los trastornos alimentarios, las náuseas, la percepción de dolor y a aumentar la actividad de ocio. "Se ven mejor físicamente, están más animados, ganan en euforia y tienen más ganas de disfrutar de su tiempo libre", puntualiza Alfaro.

Son variables subjetivas que se miden con un test de calidad de vida pero se observan también cambios objetivos como la mejora de la capacidad funcional, la disminución de la masa grasa y el aumento de la masa muscular. "En Estados Unidos hay estudios que también aseguran que practicar ejercicio con pacientes que estén haciendo quimioterapia mejora la tolerancia al tratamiento. Nosotros, a los que están haciendo quimio les recomendamos que se muevan y que si pueden, como mínimo, anden y la percepción es que toleran mejor los tratamientos ", concluye Alfaro.

Deporte en el CST

En este proyecto específico de actividad física orientado al paciente con cáncer que impulsan desde el Consorci Sanitari de Terrassa en colaboración con el CAR de Sant Cugat, se trabaja en grupos de un máximo de 12 personas y de la mano de María Fornieles, fisioterapeuta del CST. Los pacientes que entran a formar parte de él son evaluados por los equipos de los doctores Alfaro y Bellver y deben cumplir una serie de requisitos oncológicos y físicos.

Son sesiones de una hora, dos días a la semana. Se comienza con un calentamiento con estiramientos y parte aeróbica habitualmente en bici estática–. En la segunda media hora se hace un trabajo específico que varía según el día. Se puede hacer pilates, para "trabajar la parte central del cuerpo y la zona donde han tenido la cirugía y flexibilizar la columna", dice Fornieles. También se utilizan técnicas como el TRAL o el Feldenkrais. Con la primera se busca mejorar el equilibrio de las extremidades inferiores y potenciar las zonas sanas para que ganen en estabilidad. El Feldenkrais son movimientos muy lentos y pequeños donde se recupera conciencia corporal. "A partir de las ocho sesiones ya notan mejoras, además, están encantados y no quieren que se acabe nunca", explica Fornieles. Además, también se les hace caminar y medir con un podómetro el número de pasos, kilómetros y tiempo que registran y nos dicen en el CST que entre el primer día y el último se notan mejoras muy significativas.

Consorcio Sanitario de Terrassa

93 731 00 07

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Respiración y Chi-Kung

"Cuando tienes cáncer tu mundo se rompe. Entras en una espiral de incertidumbre y estrés, tienes una agenda médica muy puñetera donde tienes poco que decir y estás restringido por la enfermedad". Nos lo explican en la Fundació Oncolliga (Rector Ubach, 5) donde facilitan atención psicosocial a las personas diagnosticadas de una enfermedad oncológica y a su familia durante todo el proceso. Entre los servicios que ofrecen, encontramos un taller de Chi kung los lunes de 10.30 a 12 h, impartido por Wai-Wai Cho Sun y otro de respiración los jueves a la misma hora, llevado por Francesc Ruiz. "Son talleres terapéuticos dirigidos a pacientes pero también a sus familiares o cuidadores", nos dice Nuria Ferrer, psicooncóloga de Oncolliga. Son complementarios y gratuitos. Durante las sesiones se hace un trabajo integral donde cuerpo, emociones y mente se relajan para bajar las revoluciones y estar más a gusto. El objetivo es que en medio de este torbellino de emociones encuentren un espacio de autoconocimiento, aprendan dónde están sus límites y asimilen herramientas que les permitan gestionar todo lo que les está pasando.

"Hay tres palabras clave: relajación, serenidad y lucidez. Cuando llegue un nuevo tsunami, se trata de que la decisión que hayan de tomar la puedan tomar y sientan que cogen las riendas de su vida ", resume Francesc. Antes de empezar y al final de cada sesión se autoevalúan ítems como la tristeza y la angustia y es en esta última donde encuentran siempre una bajada más significativa. Se ubican en una sala del centro, en una silla o de pie, o si hace buen día y hay ganas salen a algún parque pero trabajan con poca parafernalia. La idea es que hagan propio todo lo que aprenden para que ya lo lleven con ellos siempre y lo apliquen para relajarse cuando se hacen un TAC, en la sala de espera o "cuando tengan que esperar doce meses para hacerse una revisión ", añade Núria.

Oncolliga

93249 58 88

barcelona@oncolliga.cat

 

Yoga

Adriana Jarrín descubrió el yoga cuando estaba en tratamiento de quimioterapia por un cáncer de ovario. Su cuerpo se había convertido en un campo de batalla: "Cuando te diagnostican un cáncer quedas en manos de los médicos, entregas tu cuerpo y sientes que no tienes el control de tu vida". Ella, a través de la práctica del yoga sintió que volvía a re-conectar con su cuerpo y sus emociones y encontraba elementos para asumir la enfermedad. Jarrín se formó en el programa de yoga para supervivientes de cáncer e imparte clases en el Instituto Meridians de Medicina Tradicional China los martes y jueves. En las sesiones de yoga oncológico los ejercicios físicos (asanas) y de respiración (pranayama) están adaptados con el objetivo de aliviar las afecciones provocadas por la cirugía y los tratamientos. Cada sesión es "como un viaje", empiezas en tu esterilla y a fuerza de combinar posturas, movimientos y respiración, te concentras, te limpias y llegas a un estado de paz que te ayuda a ver todo con más equilibrio y ser capaz de afrontar tanto experiencias positivas como negativas. "El yoga va muy bien pero yo diría que uno de los mayores beneficios es la energía y la confianza que se genera en la clase. El hecho de sentir que los compañeros pasan por una situación similar y que tu experiencia puede ayudar a la otra persona, que puedes compartir sensaciones respecto a miedos o estrategias que has utilizado para superar un problema ", añade Jarrín.

Por otra parte, la Fundació Lotus Blau colabora con el Hospital de Sant Pau y el de Mataró para ofrecer clases de mindfulness yoga restaurativo en los mismos centros hospitalarios y en las sedes que tienen en ambas ciudades. "Es un yoga muy suave, pensado para pacientes oncológicos. Reduce los efectos secundarios de la quimio, baja el nivel de angustia, calma el cuerpo. Todo el mundo que viene queda encantado porque ganan en tranquilidad, mejoran el sueño... ", explica Núria Buscà, de Lotus Blau.

Otro centro donde también podéis dirigios para practicar yoga es Córporal, en las sesiones de Ester Villar. "El yoga es un camino personal donde buscar equilibrio y donde el elemento más importante es la respiración. Ayuda a parar, escuchar y trabajar en muchos niveles. No se ajusta a una tabla de ejercicios", precisa Ester. En sus clases se trabaja en grupos reducidos y de forma personalizada.

Adriana Jarrín

633848368

adrianayogadinamico@gmail.com

Fundació Lotus Blau

93 790 23 21

Córporal

931 05 70 56

San Elías, 29

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Marcha Nórdica

La marcha nórdica es una actividad física recomendable para la gran mayoría de personas y se puede practicar con diferentes grados de intensidad, según la edad y el estado físico. Caminar con bastones hace que se trabaje prácticamente toda la musculatura, no sólo las piernas y es menos agresiva con las articulaciones. Bendhora es una empresa familiar que organiza cursos y salidas de nordic walking y que desde hace un tiempo colabora con el Grup Àgata para animar a mujeres afectadas por el cáncer de mama a practicarlo.

"En un tratamiento de cáncer de mama los ganglios linfáticos pueden quedar afectados y podría aparecer un linfedema. Trabajar con bastones, y hacer los movimientos que hacemos con los brazos, con la mano -que abrimos todo el rato- en una sesión de marcha nórdica, favorece el buen drenaje y puede ayudar a prevenirlo o controlarlo ", puntualiza Sergi Garcia, director deportivo de Bendhora. Muchas mujeres se acercan con este objetivo pero también se quedan porque pasear en grupo durante unas horitas las ayuda a "salir de la rutina de la enfermedad, airearse e introducirse de nuevo en la actividad física. Después, se sienten capaces de hacer más cosas ", dice Garcia.

En Bendhora hacen sesiones en grupo pero también pueden organizar personalizadas, para una o dos personas. El Grup Àgata (Tuset, 32) es una asociación catalana de mujeres afectadas de cáncer de mama donde, además de poneros en contacto con Bendhora, también os ayudarán a saber dónde practicar yoga, meditación, mindfulness o la técnica Nadeau.

Bendhora

info@bendhora.com

686 25 12 63

Grupo Ágata

934159394

info@grupagata.org

Técnica Nadeau

Tres movimientos. La rotación de la pelvis, la ola completa (que recuerda a la danza del vientre) y la natación (en un movimiento similar al crol). Estos ejercicios, ejecutados cada día durante 20 minutos, hacen trabajar todos los músculos que sostienen la columna vertebral mejorando su flexibilidad. Además favorecen la oxigenación de la sangre y, por extensión, de los tejidos.

Es adecuado para todas las edades y cualquier condición física porque se adapta al ritmo de cada uno. No son necesarios aparatos y se puede practicar en un espacio mínimo. En el caso de los pacientes oncológicos todas las virtudes de la técnica Nadeau se traducen en una reducción del dolor de cabeza y de espalda, de la fatiga, del estrés, una mejora del descanso nocturno y un antídoto para combatir la depresión, explican en el Grup Àgata. En Barcelona también podéis practicar y descubrir esta disciplina en alguno de los talleres que organiza Katia Walls, profesora de técnica Nadeau o contactar con Tarik Elguindi, que desde hace más de 15 años se dedica a enseñar esta disciplina.

Katia Walls

katiawalls@katiawalls.com

647 46 43 00

Tarik Elguindi

tarikproesperity@yahoo.com

93 268 30 76

649 46 37 17

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