Sirenes
© Alícia Martí
© Alícia Martí

Convertirse en sirena en Barcelona

¡Cambiad las piernas por una cola de pez y sentíos sirenas!

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El pelo suelto, un bañador puesto... y una cola de pez de colores azulgranas. Nos hemos convertido en sirenas. ¡No es broma y no somos las únicas! Cada sábado, un grupo de entre 6 y 10 personas tiene la oportunidad de transformarse por unas horas en este ser mitológico en las piscinas Picornell de Barcelona o en el mar de la ciudad. Pero si todavía tenéis pesadillas con Úrsula de ‘La Sirenita’, no sufráis, Andreina Mermaid no pide voces a cambio de colas.

Hace cosa de un año y medio esta venezolana que vive en Barcelona vio un reportaje en la BBC sobre sirenas profesionales. "Desde el primer momento dije: ¡yo quiero hacer eso! Contacté con una sirena de Alemania y me enseñó todo lo que sabía. Y después de ponerme la cola... ¡volver a tener piernas fue muy raro! Ahora, nado más con cola que sin ella", nos dice Andreina. Ella es sirena profesional. Aunque ha estudiado diseño y turismo y viene del ballet, en su currículum sirenil incluye conocimientos de free diving, de buceo, de submarinismo, de socorrismo, de apnea... y tiene entre escama y escama crear una gran comunidad de sirenas en Barcelona.
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De momento ya ha puesto la primera piedra. A través de su facebook y del meetup organiza cada fin semana unas sesiones que responden al nombre de 'Experiencia Splash', 90 minutos donde bautizaros como sirenas y tritones en las aguas de las Picornell. Aún con piernas pero con el bañador ya puesto, nos acercamos hasta las piscinas de Montjuïc y, nada más entrar, las vemos: las colas. Rojas, azules, amarillas, verdes... y de diferentes tamaños, para pequeños y grandes. ¿A nuestro lado? Ocho chicas más, cuatro que deben tener unos 20 años y cuatro más pequeñas, dos de ellas, sirenas por sorpresa. "Me pasa a menudo. Los padres o los amigos les tapan los ojos y los llevan aquí sin que se lo imaginen. Siempre han tenido la ilusión de ser sirenas, se emocionan y alguna incluso llora al ver cómo me acerco con una cola para ella ", nos explica Andreina.

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Antes de convertirse del todo en Ariels en potencia, hacemos un círculo y calentamos el cuerpo, estiramos brazos, manos, piernas y pies y, por fin, nos acercamos a las deseadas colas. Elegimos una que nos combina con el bikini y, lo primero, es escuchar a Andreina y Dani, su amigo y colaborador tritón, y aprender a ponérsela. Es como una monoaleta recubierta con una especie de monofilm y licra resistente al agua. Sentadas, ponemos los pies, los atamos bien a las aletas y subimos la cola hasta la cintura. Aletean de espaldas, de frente y de lado y nos tiramos algunas fotos: sí, es inevitable e irresistible. Empezamos a tocar agua, primero con el cuerpo todavía fuera y, poco a poco, entramos hacia dentro.

Para acostumbrarnos a nuestro nuevo yo, movemos la cola aún cogidas al borde de la piscina y cuando nos sentimos seguras ponemos en práctica la siguiente lección de Andreina: debemos nadar haciendo una onda con el cuerpo, impulsándonos desde el abdomen y con las manos cogidas delante, como imitando el movimiento de la patada de delfín. Un consejo más, tenemos que entrar bien en el agua: estiramos el cuerpo, sumergimos el tronco y con la cola, salpicamos haciendo un dibujo limpio en el aire.
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Ahora que ya tenemos algunas nociones toca jugar y buscar tesoros bajo el agua. Andreina y Dani sueltan anillas y plantas marinas de plástico para dar color al fondo de la piscina y proponernos nuevos retos. Los buscamos, los superamos y nos dedicamos a probar y movernos en libertad con la cola en las piernas: nadamos hacia adelante, hacia atrás, intentamos hacer volteretas...
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La experiencia se cierra con una sesión fotográfica en el agua con Andreina dándonos consejos de cómo enseñar nuestra mejor versión: tenemos que intentar mover los brazos con elegancia, siempre con los dedos de las manos juntos, sonrisa, enviar besos a cámara ... es un añadido más de una ‘Experiencia Splash' que es un primer contacto con el mundo de las sirenas, una manera de aprender los básicos y cumplir ilusiones. Cuesta 35 € e incluye el curso, el uso de la cola, los juegos... y por 10 € más ofrecen la posibilidad de hacer estas fotografías marinas que se pueden convertir en un recuerdo más de la tarde.

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