Circ per a nens
© Nacho RaventósCirc per a nens
© Nacho Raventós

Circo para niños en Barcelona

Una alternativa a la actividad física puramente competitiva

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Equilibristas, acróbatas, payasos o contorsionistas. Una gran carpa. Luces y colores. Risas. Sorpresas. ¡Un espectáculo en mayúsculas! Todo esto, y más, nos viene a la mente cuando pensamos en la palabra ‘circo’. Pero ¿y si la incorporamos en la educación de nuestros pequeños? Además de divertirse descubriendo el circo trabajarán la psicomotricidad, la coordinación y la lateralidad. Además, crearán vínculos y relaciones muy diferentes de aquellas que pueden surgir practicando una actividad física competitiva. "En la mayoría de deportes si no tienes las condiciones te quedas fuera. Cuando los pequeños se acercan al circo, generas con ellos un trabajo en grupo, un juego cooperativo donde aprenden que si alguien lo hace mejor que ellos, esto también puede ser bueno. Todo el mundo puede aportar algo, todos son personas que se expresan, que hacen, que pueden ser importantes". Quien habla es Gerardo Casali, alias el Negro, uno de los fundadores de la Escola de Circ Quina Gracia.

Nacieron en el 2002 con la voluntad de ofrecer a los niños una actividad física alternativa al deporte y la competición. "El circo potencia otros valores como la solidaridad y las relaciones humanas", comenta el Negro. Se definen como nómadas, es decir, no tienen un espacio físico propio, sino que establecen convenios con diferentes escuelas públicas de la ciudad y utilizan sus gimnasios para llevar a cabo sus actividades.

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Desde hace aproximadamente seis años, cada septiembre se inician las clases en la escuela Patronat Domènech, en el Turó del Cargol y en el Costa Llobera. Las sesiones duran entre 2 horas y 2 horas y media por semana y son dirigidas a todos aquellos niños y niñas de entre 6 y 13 años que tengan ganas de divertirse haciendo circo. Los dividen por edades, en grupos de máximo 10 alumnos por profesor, y cada uno lleva el nombre de un artista reconocido del mundo del clown: Charlot, Keaton, Rivel y Marx son los escogidos.

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"El día a día en la escuelita consiste generalmente en hacer un calentamiento inicial todos juntos y luego los dividimos. Trabajamos cuatro cosas principalmente: acrobacia, aéreos (telas y trapecio), equilibrios y malabares. Los niños van rotando, en un mismo día hacen dos actividades. La idea es que lo hagan todo, pero que tengan tiempo de ir aprendiendo y avanzando", nos explica el Negro. Le escuchamos boquiabiertos deseando tener 10 años para podernos colar en una de sus clases.

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Dividen el curso en tres trimestres. En los dos primeros se dedican a fondo a enseñar las técnicas circenses y en el último preparan un espectáculo para final de curso. Y aquí sí que ya nos morimos de envidia: alquilan una carpa en el Circ Cric ¡y lo presentan allí! "Imaginaos, tener entre 6 y 12 años y actuar en la carpa del circo ante 500 personas..."

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Eso sí, el Negro nos remarca que "a los niños que decidan apuntarse les tiene que gustar el circo, debe ser una decisión suya, no sólo porque sus padres lo necesiten". Así que ya lo sabéis, si vuestros hijos os lo piden a gritos y tienen ganas de aprender a hacer flic-flacs, caminar sobre la bola de equilibrios o volar sobre el trapecio, la Escola de Circ Quina Gràcia puede ser una buena opción para que alimenten el gusanillo. Además, estamos de suerte porque las sonrisas, las acrobacias, los equilibrios y la autenticidad de esta actividad no competitiva, también se extiende por la ciudad de Barcelona gracias a otros centros donde el circo también hace ‘chup chup’ día tras día: el Ateneu de Nou Barris; la Escola de Circo Rogelio Rivel; la Cirko Escuelita Poblenou o La Sala. ¡Qué empiece el espectáculo!

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