Marcos Morau, el hombre de 'Siena'

La Veronal es hoy en día, sin duda, la corriente de fondo más interesante que ha surgido en Barcelona. Es un colectivo. Es una compañía de danza. Y es una tropa que ha conseguido juntar teatro, danza, movimiento, literatura, cine y pensamiento. Y, sobre todo, una compañía que ha conseguido que volvamos a pensar que la danza 'catalana' no dejó de generar riqueza hace una década. La Veronal tiene público aquí y, sobre todo, fuera. 'Siena' es su esperada nueva creación, en la línea bien programática que siguen de utilizar ciudad y países para explicar su mundo.

"En este nuevo trabajo queremos hablar del cuerpo humano en sus diferentes aspectos como soporte y contenedor, inspiración y testigo del arte a lo largo de la historia -nos dice Marcos Morau, coreógrafo de la compañía-. Por eso que hemos querido dirigirnos a la Toscana italiana, cuna del Renacimiento y del Humanismo como movimientos esencialmente vinculados a la figura humana y hacer de Siena también el símbolo de una cultura italiana que, desde la Antigüedad hasta el mundo contemporáneo, ha recorrido su camino en paralelo al desarrollo de la idea de lo humano".

Los nombres de países y ciudades son el resultado de la unión entre dos de las pasiones de Morau: la danza y la geografía. Pero, el hecho que las piezas tomen su nombre de lugares del mundo "no quiere decir que sean piezas documentales que expliquen la realidad exacta de ese lugar, si no que tomamos aquel lugar como punto de referencia utilizando todo lo que nos inspira para hablar de otros temas que nos preocupan o nos interesan".

Para llevar la pieza a la actualidad, o mejor dicho, para llevar a su terreno, Morau y el dramaturgo de la compañía, Pablo Gisbert, han utilizado la figura del poeta italiano Pier Paolo Pasolini. El coreógrafo nos explica por qué: "No queríamos centrarnos sólo en el Renacimiento dejando de lado otras influencias importantísimas relativas a las reflexiones sobre el cuerpo. Para nosotros, Pasolini representa una revolución en su concepción de lo físico, por su relación ambigua de admiración y menosprecio hacia el cuerpo humano, que da al mismo tiempo una importancia tan grande al cuerpo humano que hace que quede reducido a una cosa insignificante".

La imaginación al poder. Me aburro de todo -añade Morau-. Intento cambiar de estímulos constantemente. No es una cosa premeditada sino una necesidad, pero esta búsqueda constante de nuevas fuentes es lo que marca nuestro imaginario que después se trabaja tanto desde el aspecto dramatúrgico como desde el movimiento para dotar a la pieza del ritmo y la energía final que buscamos y que consideramos imprescindible". Ya lo sabéis: todos al Mercat, que oiremos hablar mucho de La Veronal. Y mucho. Morau fue premio Time Out al mejor creador del 2012.