Ya sabemos cuáles son los tres espectáculos (¡top!) del abono Liceu Danza

Un juego de luces y sombras. El coreógrafo Marcos Morau ha creado una pieza escénica que pone en movimiento los claroscuros de las imágenes del fotógrafo colombiano Ruvén Afanador, uno de los responsables de dar forma a la estética visual del flamenco en el siglo XXI. Afanador, conocido por sus publicaciones en libros y revistas de moda internacionales y por fotografiar a celebridades, también ha desarrollado una relación especial con el flamenco contemporáneo, al que ha dedicado dos libros: 'Mil besos' y 'Ángel gitano'. El fotógrafo ha puesto uno de sus focos en este arte que pendula entre la oscuridad y la luminosidad; a veces triste e hacia dentro, a veces eufórico y expresivo. Inspirado por la potencia simbólica de sus imágenes, Morau ha creado una pieza a caballo entre la danza contemporánea, la clásica y el flamenco.

Este espectáculo, titulado 'Afanador', ha sido concebido específicamente para el Ballet Nacional de España y es una fusión entre el arte del movimiento y el estático, creando imágenes congeladas sobre el escenario, llenas de belleza, que rinden homenaje al imaginario creado por el fotógrafo colombiano. Después de su estreno en Sevilla en diciembre de 2023, llegará ahora a Barcelona con una primera representación el 12 de octubre. Las entradas salen a la venta el 17 de septiembre y vuelan, así que ¡ya podéis apresuraros!

La expresividad al frente de todo. La evocadora música de Gluck será la marionetista de estas dos óperas, 'Sémiramis/Don Juan', rompedoras en su momento precisamente por ser obras totales, con una narración coherente donde todos los recursos de la orquesta se pusieron al servicio de la expresividad. Jordi Savall, uno de los directores de orquesta más revolucionarios de nuestros tiempos, también vuelve a hacer historia, siguiendo el compás de la recreación contemporánea de estas dos obras, la primera dirigida por el coreógrafo Edward Clug -un director de compañía de ballet que ha trabajado para las compañías de ballet más prestigiosas del mundo- y la segunda, 'Sémiramis', a cargo del prestigioso coreógrafo y creador de Madrid, Àngel Rodriguez. Es una colaboración del Liceu con Le Ballet de l’Opéra national du Capitole de Toulouse, donde participa la orquesta Le Concert des Nations.

El mundo sensible y lleno de matices de la música de Gluck irá perfilando las diferentes historias. Don Juan desafía las normas sociales, de la misma manera que desprecia las leyes divinas. Semíramis, reina de Babilonia, elige un esposo sin saber que es su propio hijo. El castigo, para ambos, será inevitable. Dos tramas llenas de emoción, con un equipo de músicos y bailarines de gran categoría que se encargarán de darles vida desde una perspectiva más modernizada. ¡Elegid butaca antes que nadie, para poder contemplar el espectáculo desde el mejor lugar!

Una estampida de colores, reflexión y técnica contemporánea. La Compañía de Danza de la Ópera de Gotemburgo presenta 'Hammer', una obra coreografiada por Alexander Ekman, que se estrenó la temporada pasada y, este año, vuelve a subir a los escenarios -un gran indicativo de que esta pieza vale mucho la pena-. Se trata de un espectáculo vibrante, con dos actos llenos de energía y una escenografía multicolor, que combina la danza contemporánea con un fuerte sentido de comunidad e inclusión, aunque hay momentos más oscuros. El autor imprime en esta pieza su estilo único, cargado de vitalidad, un punto crítico y rasgos humorísticos, lo que lo convierte en uno de los coreógrafos más premiados e interpretados internacionalmente -con más de 50 creaciones a su nombre-. En esta obra, como suele hacer en muchas otras, indaga en la sociedad contemporánea, especialmente en su obsesión por la autoimagen.

En la primera parte, el público es testigo de una comunidad armónica que vive en un ambiente altruista, inspirada por el espíritu de la era hippie, celebrando la vida de manera colectiva. Pero poco a poco, esta comunidad se ve inmersa en los ritmos de la modernidad, marcada por una vigilancia constante, y el comportamiento del grupo se vuelve cada vez más egoísta e individualista. En el segundo acto, el escenario cambia completamente: la alienación y el aislamiento se hacen cada vez más patentes e insoportables, una realidad que obliga a los miembros a destruir sus máscaras en pro de una vida más generosa y conectada.

El espectáculo se convierte en un espejo que refleja la frialdad y la autoabsorción de la sociedad moderna, invitando al público a hacer una reflexión profunda sobre la distancia emocional del mundo contemporáneo. ¿Estáis preparados para disfrutar de toda esta explosión de baile, música y pensamiento crítico? Hacedos con un abono Liceu Danza y disfrutad de las funciones a buen precio.