Si la Jurado cantaba aquello de 'Como una ola', Sílvia del Stromboli no necesita un micrófono para llevar su energía a este rincón de Hostafrancs. Unas calles más allá del Stromboli, hace días que se anuncia que la primera semana de octubre se abrirá un cine nuevo, el Zum Zeig. Así que ya podéis apuntar en la libreta esta dirección por si os suenan las tripas antes o después de la película.
No hace ni un año que Sílvia, hija de restauradores, inauguró este bar para hacer "todo lo contrario de lo que había visto en los bares de mis padres", pero cogiendo el oficio, sonríe. Esto quiere decir fuera televisión y máquinas tragaperras y preparar toda la comida al momento.
Dejó la empresa de finanzas donde trabajaba y montó este bar para que fuera como una segunda casa. Desde que abrió en enero, ya ha organizado un montón de saraos: mercadillos de segunda mano, vermuts, sesiones de DJ y catas de hamburguesas. Una de las actividades con más éxito de público son los conciertos, que se celebran los viernes y los sábados, y donde músicos de diferentes nacionalidades y estilos muestran sus habilidades. Desde flamenco hasta jazz, música clásica, canción tradicional italiana, todo cabe en el volcán de Sílvia.
Si vuestro hambre de cultura ya está saciado, lo que cuida también el Stromboli es el hambre que consigue que las tripas también ofrezcan su concierto.
No sufráis. Sílvia es un as con las cañas, un montón de cócteles y especialmente los mojitos, que hablan de la alegría tropical del Stromboli.
Si necesitáis hacer cojín, la especialidad de la casa son las hamburguesas caseras. La Stromboli lleva huevo frito, panceta, queso cheddar, cebolla y tomate, pero también tienen otras más sofisticadas, como la de queso de cabra o la de brie con berenjena. Si la lava está a punto de cubrirnos, no abandonéis el Stromboli: con un mojito en la mano y música en directo, ¡qué viaje más dulce al otro barrio!
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