Durante años, este espacio con dos arcos acogió La Reina y, desde el 1 de agosto, este bistronómico sencillo, con taburetes de bar de vasitos. Que la decoración no distraiga del fondo, la buena cocina, en manos de Javier Moreno y de Daniel Delgado y con Alioune Yatabare como ayudante En la sala, diligentes y didácticos, Jordi Casas y Óscar Martín. Ninguno de los cinco es el propietario, empleados de tres empresarios que han creído en la capacidad y en el conocimiento de este equipo 4x4, todoterreno .
Es un mal trago juzgar una novedad fresquísima, con un cocinero de 22 años, Javi Moreno, sin otra experiencia que el lustro ejercitado en El Celler de Can Roca, donde llegó en triciclo con 17 años y terminó –según explica– con el apodo del Vespa: "ves p'aquí, ves p'allá". "Un camarero enamorado de la cocina", me describió después Joan Roca por teléfono. "Ves p'aquí, ves p'allá", sala y cocina y banquetes y catering. El Vespa debe frenar y dejar el taller frases como: "utilizamos técnicas de un tres estrellas sin sus precios".
Alto, respiramos, sí, profuuuundamente, y vuelta a empezar. Platos con un plus y bien tarifados: basta. Dejamos los triestellados para otros juicios. ¿Cómo evolucionará? Aún en el estado larvario, se intuye –si Javier es estudioso y trabajador– un buen vuelo. El emparentado con la Forquilla y Riera29 .
'Salpicón' de marisco para entretener, torta con el tomate mal repartido y un negro amistoso, Amic 2011, del Empordà, el enólogo que es primo del chef. Ofrecen una selección de rieslings para hacer un guiño a Pitu Roca (si sacan este nombre a jugar, debe poner más cuidado en la oferta vinícola), pero mi boca no está para empalagos.
Exceso de lentitud en el servicio, compensado por la exactitud de las cocciones, en especial, la del atún con 'pipirrana' y el pollo al curry, de una textura melosa. Sobresalen con el cochinillo cocinado al vacío en horno de vapor ("14 horas a 80 º", concreta) y punteado con remolacha, melocotón y manzana, y con las mejillas con puré de patata, golosina para carnívoros. Tengo dudas con el #arròsperaun, valenciano, según escriben en la factura, no porque no sea bueno, sino por su escasa valencianidad. La infusión de frutos rojos con helado de vainilla es una hemorragia dulce.
El pecado del que se deben cuidar es la soberbia: "Iremos poco a poco. Pocas cosas pero bien hechas". Asimismo son desaconsejables la pereza, la ira, la envidia y la avaricia. Entre los siete pecados capitales no está el de la ambición: sólo en dosis homeopáticas. Se permiten la lujuria y la gula. Sobre todo la gula. Y, mejor aún, la angula.
Más información
Discover Time Out original video