Bar Los Noveles (CERRADO)

Los Noveles me lo enseñó un pajarero. De otro modo, no creo que lo hubiera conocido nunca. Se esconde entre las calles con nombre de pájaro. Leo calle Pardillol, calle jilguero, y está construido en medio de una Barcelona que está más cerca de cielo que cualquier otra. Para llegar a este bar, hay que estar atento. Nace en un pasillo estrecho entre dos casas de planta baja. Una baldosa con dos pájaros no es suficiente para que uno se dé cuenta de su presencia. Necesita Los noveles la ayuda de unas letras rojas y una flecha, pintadas en la pared, porque alguien adivine que al final de este callejón sin salida hay una terraza. Es un lugar de reunión de pajareros del barrio del Carmel. La familia de Los Noveles cobija en sillas metálicas tras una celosía de ciprés y bajo la sombra de unas ramas de brezo. Son hombres jubilados y vecinos del barrio que por motivos diversos no estaban cuando han pasado lista al cole, esta mañana. Charlan muy a menudo sobre si canta su pájaro y beben pacíficos una copita de vino, un café o un coñac, porque en este rincón del mundo, cada día es fiesta. Hoy que llueve, no están pendientes de la piar y se sientan como expertos meteorólogos en busca de un pedazo de cielo para hacer sus predicciones.

Las jaulas con fundas de tela cuelgan por todas partes. Los hay de topos, a rayas, lisas y con escudos de equipos de fútbol. Desde la terraza, veo la barra potrosa y amarillenta donde los trofeos de pajareros se mezclan con bolsas de patatas. Las anchoas están buenísimas. Al final del bar, a mano derecha, se alinean en estantes los pájaros cantores en jaulas forradas entre radiadores. No pueden ver como llueve en la terraza de esta mañana que, para mí, es la más bonita del mundo.