En España este éxito no ha pasado desapercibido. El espectáculo aterrizó primero en Madrid con Nancho Novo a la cabeza y más tarde en Barcelona representado por Josep Julien. Ahora es Novo quien vuelve a coger la lanza del hombre de las cavernas en el Poliorama.
Todo se remonta al paleolítico: el hombre es cazador y la mujer, recolectora. Unas tareas que, según defiende el texto, aún marcan el comportamiento del hombre y la mujer contemporáneos y que el actor se dedica a escenificar durante los 90 minutos que dura el montaje. En toda esta rato hay momentos puntuales de lucidez basados en observaciones concretas del comportamiento de ambos sexos que hacen que la risa estalle. El resto, sin embargo, recae en tópicos hoy gastados -la figura del hombre insensible, por ejemplo- y aún así defendidos por un actor brillante que se ríe de las burradas que dice, que domina el arte de la comedia y que se pone al público en el bolsillo.