Los rumores eran ciertos. Berto Romero estaba atravesando una etapa complicada. La fama se le había subido a la cabeza, los traumas que acarreaba desde pequeño por su aspecto físico y la tormentosa relación con su familia le habían hecho ir dando tumbos.
Digámoslo claro: no estaba bien. Pero Berto ha vuelto. Ahora es un padre responsable, un cómico respetado y está alcanzando la madurez.
A un paso de convertirse en cuarentón, cree haber aprendido algunas buenas lecciones que quiere compartir con nosotros. Ha superado los complejos y traumas que le atenazaron en el pasado, y todo apunta a que está desarrollando unos nuevos. Por lo demás, sigue obstinado en cantar y bailar y en explicar su vida. Y la de los demás.