Paradojas de la vida, los propietarios contactaron con ellas para que se hicieran cargo de la restauración del hotel. Con las compañeras Adri y Albert, decidieron meterse en el tema a pesar de los problemas ideológicos que les causaba, para darle la vuelta a la propuesta: en vez de hacer un restaurante en el sótano, harían un club, porque hacen falta locales de música en directo en la ciudad. Y lograron que el hotel lo insonorizara como es debido.
Así nace Bajofondo Club, con la voluntad de tener una programación ecléctica de DJs y conciertos cada día, muchas veces con entrada libre y artistas locales como Carla, Pau Roca y DJ Guzzo. La sala es un bomboncito oscuro y acogedor, con una barra de cócteles orgánicos y el cóctel Chipotle Sour (con mezcal, una delicia).
La oferta gastronómica es para chuparse los dedos, y nunca mejor dicho, porque todo es para comer con las manos: el chef Javier Aedo ha diseñado una carta de estilo internacional pero adaptada al gusto aquí, con hallazgos como las 'gyoza' de oreja (6 euros), el cebiche de vieira (3,50 euros) y el tartar de conejo (9,50 euros).