De alguna manera, aquí todos se estrenan. Tom Cullen había hecho de hombre máquina en uno de los episodios de 'Black mirror', pero en la gran pantalla no se le había hecho brillar. Su partenaire, Chris New, también era un actorazo en potencia que esperaba su oportunidad de oro. Gracias a Andrew Haigh, director novel, las carreras de estos dos chavales se han disparado como cohetes. 'Weekend' ha sido todo un fenómeno.
Y parecía que sólo sería un producto de festivales.
Yo estoy más sorprendido que nadie. He ido siguiendo la película por lugares recónditos de Iowa, ciudades muy pequeñas de Tennessee y otros lugares de la convulsa América donde no me podía ni imaginar que se estrenaría. Mientras escribía el guión me decía a mí mismo que el sector heterosexual no iría a verla... y aún me preocupaba más pensar que hoy en día a nadie le interesa ver una película realista y sincera. Me equivocaba. Debería aprender a cerrar la boca cuando no sé de qué hablo.
Groucho Marx decía que el secreto de la vida es la honestidad. ¿Cómo lo ves?
Lo suscribo. Quería que los sentimientos se expresaran de la manera más honesta posible. Cada decisión iba encarada a esto: la escritura, la posición de cámara, el hecho de que no utilizáramos extras, sino gente de la calle, o el hecho de que rodáramos las secuencias en orden. Esto que parece tan insignificante nos ha permitido construir la película.
¿Cuándo decidiste rodar un filme sobre dos personas que sólo hablan y hablan?
Es divertido, ¿verdad? En los años 60 y 70 se hacían muchas películas así: gente que se sentaba y charlaba. Ahora ya no, con poderosas excepciones como 'Antes del amanecer'. En las escuelas de cine te enseñan a hacer callar a los personajes, a rodar escenas bonitas y cortas. Para mí era frustrante, y absurdo. Yo estoy rodeado de personas que hablan como si les dieran cuerda.
Te costó que la gente confíara en el guión, ¿verdad?
La verdad es que la mayoría de personas que pensamos que querrían invertir lo rechazaron de inmediato. Y eso, ahora, me hace muy feliz. Puedo volver a llamar a sus puertas y decir: "mirad, chicos, lo he conseguido".
¿En ningún momento te dieron ganas de hacer algo radical, como que los personajes se pegaran?
Me gusta la baja tensión. Sólo pensar en encontrarme en una situación límite ya me da miedo. Por naturaleza tiendo a bajar el volumen de los problemas, a sacar grueso melodramático. Pero es cierto que cuando contaba de qué iba mi película, siempre me encontraba caras de "oh, Dios mío, qué aburrimiento". Y tenía que controlarme para no replicar.
'Weekend' nos enseña que hablar de sexo puede ser mas íntimo que practicarlo.
De entrada no quería escenas explícitas. Era importante que cuando fuera el momento de verlos haciendo el amor ya estuviéramos implicados en su historia, que nos preocupáramos por su felicidad. No quería caer en actitudes de voyeur. Y, además, de esta manera el público hetero no se asusta.
Qué es Weekend, ¿una comedia romántica o una tragedia?
A mí me parece que, por encima de todo, es un drama de personajes, pero como los protagonistas se enamoran a ojos de casi todo el mundo, es una película romántica. A mí no me gusta usar términos tan estrictos.
No puedes resistirte a colar un gag de 'Notting Hill'. ¿Por qué?
Nuestra visión romántica del mundo viene del cine. Y lo que resulta extraño es que casi ninguna de estas películas tiene una gota de verosimilitud. Por eso hay tanta gente decepcionada.
Dame un ejemplo de película romántica realista.
Oh, ¡qué dificil! Quizás 'Harold y Maude'. Sí, ésta es buena.