Jennie Livingston. EE.UU., 1990. VOSE. 71'.
Mucho antes de Caitlyn Jenner y Laverne Cox, de Hari Nef y de la entrada en masa de expresiones como 'Yasss, queen' al léxico pop, ser transgénero o queer y de una minoría racial representaba un billete sin retorno a la marginalidad. El voguing, la subcultura urbana que más tarde gentrificó Madonna, suponía un desafío a este orden establecido. En los ochenta, tenían lugar bailes en que los practicantes, casi todos negros y latinos, competían en batallas de baile por su 'realness', para ver quién interpretaba mejor personajes del tipo 'reina marimacho' o 'ejecutivo de los ochenta'. Se agrupan por 'casas', como la Casa Xtravaganza, que nutre de diversos protagonistas el documental, y cada una de estas casas tenía una 'madre' o lideresa. No hace falta ser Freud para entender el porqué de este léxico, ya que casi todos los voguers habían visto sus familias reales alejarse. La documentalista Jennie Livingston pasó siete años inmersa en este mundo y acabó llevándose el premio al mejor documental en Sundance.