Visitar, ver y disfrutar de la sala 5 de los Aribau es de esas experiencias que todo cinéfilo tendría que vivir al menos una vez... al mes. Desde un primer momento la sala ya invita a que cada poro de la piel se contagie de pasión por el cine. Flanqueada por estatuas que imitan las estatuillas de los Óscar, su estilo retro te traslada a la época de Don Draper y Peggy Olson. Pero lo más sorprendente no es la recepción, cuando descorres la cortina que separa el hall de la sala de proyección, es inevitable asombrarse con la inmensidad de la sala. La pantalla te invade, pero claro, una sala que tiene 1.174 butacas no podía ser pequeña. Además, los sábados por la noche, suelen proyectar películas con karaoke. ¡Si eres de esas personas que suele acompañar a los protagonistas de los musicales, probablemente sea el único lugar dónde no te invitarán a abandonar la sala!
No os durmáis en los laureles y disfrutad de estas 6 salas antes de que sea demasiado tarde. Tranquilos, no estamos diciendo que estén cerca del cierre, ni por asomo, pero este sector no se distingue precisamente por la seguridad económica de sus salas. Sólo hay que visitar el número 29 de la calle Urgell o el número 90 de la Rambla de Cataluña, y veréis en qué se han convertido dos cines emblemáticos de la ciudad como eran el Alexandra y el Urgell. Es por eso que os recomendamos que hagáis una visita (con alguna película de por medio, claro) en estas salas con un encanto especial.