La canción del mar

Cine subacuático: las mejores películas que pasan bajo el agua

Besugos y sepias, pulpitos y sardinas, mejillones y langostas. ¿No os dan ganas de dejar la tierra firme e iros a vivir al fondo del mar? Aquí tienéis 11 películas que pasan bajo el agua

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Resulta que de pequeños vimos 'Titanic' un montón de veces. Desde enero del 98 hasta el verano del 99 fue la única película en cartel en el antiguo cine Coliseum, ahora convertido en el teatro de variedades espasmódicas, donde hacen 'The hole' y los shows de Berto Romero. El caso es que, con tan escaso programa –así eran los tiempos previos a los multisalas, lagrimita a la vista– , llegamos a detestar el mar y todo lo que conlleva. El Atlántico se convirtió para nosotros en sinónimo de 1.500 cadáveres. Pero ahora Tomm Moore ha estrenado 'La canción del mar', una película de animación preciosa, magnífica, que nos ha reconciliado con la vida oceánica. Y así, ¡patapum!, nos ha salido esta lista.

'20.000 leguas...' (1907), de Georges Méliès

En los jardines de Montreuil, en un mítico invernadero que Martin Scorsese intentó reconstruir en 'La invención de Hugo', Georges Méliès hizo magia. Es aquí donde el hombre pisó por primera vez la luna! En 1907, en este castillete de vidrio que hizo historia, Méliès filmó la primera adaptación de la novela de Julio Verne '20 .000 leguas de viaje submarino'. Con peceras, poleas y un poco de papel maché construyó un universo submarino con pulpos Tentaculata y sirenas que haría temblar los tiburones del Acuario.

'Life aquatic' (2004), de Wes Anderson

Os acordáis de 'Los snorkels'? Eran pequeños y viscosos, y parecían la simbiosis perfecta entre un mejillón y un pitufo. Vivían en el fondo del mar. Y atentos a que no se cruzaran los tripulantes del 'Belafonte', este submarino amarillo que Wes Anderson construyó para 'Life aquatic', una película anfibia con Bill Murray, Anjelica Huston y otros tritones. Trataba de un oceanógrafo que quería vengarse de un tiburón salvaje, y lo más divertido de todo es que era un homenaje encubierto –o era una parodia extravagante?– A Jacques-Yves Cousteau, y su nave, la famosa 'Calypso'.
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'La canción del mar' (2014), de Tomm Moore

Recién llegada de las nieblas del norte de Irlanda, tierra de faros, gaitas y barcos extraviados, aquí tenéis una cata de mitología celta –lo sentimos, reverenciado Neptuno!–. Lo que veis en esta ilustración es una 'Selkie', un hada con un abrigo mágico que de noche se transforma en foca y duerme entre corales en el fondo del océano. El animador Tomm Moore, que ya había utilizado las leyendas folclóricas en su primera película, 'Brendan y el secreto de Kells', dobla la apuesta en 'La canción del mar'. Un mito marinero que os hará aullar como un niño de teta.

'La sirenita' (1989), de Ron Clements y John Musker

En el fondo, las 'Selkies' son sirenas, una invención de los navegantes que querían pensar que si su barco sufría un naufragio aparecerían unas criaturas acuáticas que los rescatarían y los llevarían hasta la costa, como delfines. La única diferencia es que en vez de cola de merluza, las 'Selkis' tienen cuerpo de león marino. Pero leed el relato de Hans Christian Andersen, 'La gente del mar'. Y, si os queda un poco de espíritu ochentero, volved a ver 'La Sirenita' de Disney, con su cabellera pelirroja, el pececillo atigrado y aquel cangrejo con acento latino que se llamaba Sebastián. Unda da sea!
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'Ponyo' (2008), de Hayao Miyazaki

Pero Tomm Moore no pensaba en 'La sirenita' de Disney, sino en la 'Ponyo' del maestro Miyazaki, uno de los grandes trabajos del estudio Ghibli. Es la versión contemporánea del cuento de Andersen, la historia de aquella criatura que era medio mujer y medio sardina, y que tenía tantas ganas de vivir entre las personas que dejó que le partieran la cola por la mitad, con un cuchillo, y se lo convirtieran en dos piernas. La fantasía nipona de Miyazaki es menos gore, más apta para niños. Pero a Tomm Moore le gustaban sus inclinaciones hacia la religión 'shinto', que conecta los personajes con la naturaleza. Buenos días, Pocahontas!

'La estrella de mar' (1928), de Man Ray

Del anime a los experimentos de Man Ray, rata de laboratorio visual, que hizo algunos de los ejercicios más tronados con el celuloide que se han visto nunca. Como este. De inspiraciones líricas y una textura manifiestamente surrealista, 'La estrella de mar' es la adaptación de un poema de Robert Desnos que habla de una sociedad submarina. Sus habitantes no utilizan neoprenos ni bombas de oxígeno, y no tienen ni escamas ni cáscara marisquera. Pero como veis están remojados como ranas bajo los nenúfares. Como los debía conseguir, estos efectos aguados, el año 1928?
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'L'Atalante' (1934), de Jean Vigo

A estas alturas ya debéis saber que bajo el agua hay tesoros. Si no preguntadle a Tintín, que se tuvo que meter en un bólido acuático con forma de tintorera para encontrar el botín de Rackham el Rojo. Pero hoy no hablaremos de joyas ni dinero. Mirad esta fotografía. Es de 'El Atalante', de Jean Vigo. Y lo que veis es Jean Dasté, un enamorado que ha perdido su princesa. Se acaba de zambullir al río para encontrar, en las profundidades, la imagen de su mujer. Aquí, como un espejismo, envuelta en el vestido de novia, se le empieza a aparecer. Rayo de relámpago!

'Hook' (1991), de Steven Spielberg

Desde la muerte de Robin Williams ya hemos girado algunas páginas de calendario. Pero nuestras ganas de hacerle homenaje aún no están saciadas. En 'Hook', esa película en la que Steven Spielberg nos dijo que Peter Pann se había hecho viejo –no es hasta ahora, con 27 años, que me doy de cuán terrible suena esto–, cayó al agua como un saco de patatas, al igual que si le hubieran puesto un calzado de hormigón, y se encontró unas bonitas sirenas con el cabello tintado de colores eléctricos. Por turnos, le fueron dando unos morreos siderales que para muchos chavales de la época supusieron el despertar de la libido.
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'Somewhere' (2010), de Sofia Coppola

No tan procaz pero bastante más perspicaz, aquí tenéis la aportación de Sofía Coppola. Vaya por delante que la película me parece una castaña, y que de agua no es mucho. Sólo en esta escena de antología en que Stephen Dorff y Elle Fanning se ponen el bañador y se van a hacer el mono en la piscina. Y como no son de ese mundo no necesitan respirar y se pasan un cuarto de hora haciendo ver que toman té y comen pastitas de Can Mauri sumergidos. Si Mary Poppins merendó en el techo, por qué ellos no lo podían hacer bajo el agua?

'El submarino' (1981), de Wolfgang Petersen

Vamos a añadir un poco de picante al estofado. Hemos limitado la cuota de películas de catástrofe, así que en esta lista no aparecen ni 'La aventura de Poseidón' ni los 'Náufragos' de Alfred Hitchcock ni 'La vida de Pi'. Pero había un submarino algo menos psicotrópico que el de 'Life aquatic', y aunque hemos estado tentados de poner 'El acorazado Potemkin' de Eisenstein hemos acabado decidiendonos por 'El submarino'. Humo, bombas de presión, motores llenos de óxido, alguna fuga y unos cuantos machos con el pecho enmoquetado de los que lo resuelven todo. La ves y te dan ganas de hacer 'body pump'.
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