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El festival Bråvalla es uno de los más importantes en Suecia. Zona de acampada, conciertos, actividades, gastronomía... un Primavera Sound a lo grande, vaya. Pero este año ha sido noticia por las cuatro denuncias por violación y 23 por agresiones sexuales que se han detectado. Una vergüenza para el festival y para el país, que ha activado un debate en Suecia sobre cómo afrontar esta desagradable situación.
La primera decisión de la organización fue suspender la edición de 2018. No querían correr el riesgo, dijeron, de que se vuelvan a repetir situaciones similares en el futuro, pero tras algunos días, han cambiado de manera de pensar y han decidido que el festival se realizará en las mismas fechas y con el mismo cartel, pero con una singularidad cuanto menos llamativa: los hombres tendrán la entrada vetada. Aunque ya hay espacios en grandes festivales como Glastonbury en los que únicamente pueden entrar mujeres, el Bråvalla se convierte en el primer festival sin hombres, "hasta que aprendan a comportarse", una drástica decisión que adelantó hace unos días The Telegraph.
¿Se trata de una decisión acertada? A corto plazo, puede que sí. El veto a los hombres ha sido bien visto por la mayoría en Suecia, pero la decisión no soluciona para nada el problema. Incluso me atreviría a decir que lo agrava, teniendo en cuenta que quien agrede sexualmente lo hará en el festival Bråvalla o en cualquier otro. ¿Os imagináis vetar la entrada a los hombres en los San Fermines? ¿Es esa la solución?
Una sociedad sana necesita de la perfecta convivencia y colaboración entre mujeres y hombres, por lo que bajo mi punto de vista la solución no pasa por cancelar el festival ni vetar la entrada a los hombres, sino invertir en educar, concienciar y sensibilizar al público, para erradicar esta lacra.