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En las paredes de las habitaciones vacías de Transformadors resuenan los ecos del primer concierto okupa del estado español. Corría el año 1984. La autogestión germinaba, y convertía este edificio del Fort Pienc en uno de sus referentes.
Han pasado más de veinte años, pero de estos veinte años las puertas de Transformadors se han pasado siete cerradas. En 2008 se vació el edificio para hacer reformas, y des de entonces nadie ha vuelto a poner el pie dentro.
Hasta esta semana. El jueves pasado, un grupo de jóvenes okupó el edificio para abrir el CSOA Transformadors. La intención: abrir un local autogestionado para el barrio de Fort Pienc. La historia del edificio se conecta con el año 1984.
Esta vez, por eso, hay una diferencia, y es que Transformadors llevaba más de un año siendo la punta de lanza de la plataforma vecinal Exigim Espais, y más de dos siendo una reivindicación viva de las entidades del barrio.
Siendo el Eixample uno de los barrios con más población joven de Barcelona y con menos equipamientos, Transformadors tenia que ser un espacio juvenil al cual el Ayuntamiento había destinado casi 14 millones de euros. El plan cambió con la llegada de CiU, que decidió echar el edificio histórico al suelo para hacer equipamientos intergeneracionales. El derribo, que levantó mucho polvo en el barrio, finalmente no se llevó a cabo, y CiU ha abandonado el distrito con Transformadors aún en pie.
El referente sigue vivo. Exigim Espais quería aprovechar esta legislatura para conseguir el proyecto por el cual llevaban trabajando dos años: un espacio para los jóvenes del barrio, gestionado por las entidades juveniles. El Casal Xiroc, por ejemplo, una entidad histórica con más de 40 años a la espalda. Revitalizar Transformadors y abrirlo al barrio era un objetivo que no parecía muy lejano.
Su objetivo sin embargo ha chocado de lleno con el colectivo de tradición anarquista que ha okupado el edificio esta semana. El grupo ha publicado un comunicado explicando su intención de trabajar de cara al barrio y dinamizar un espacio que había estado muerto hasta ahora. Aun así, no tenían conocimiento de la campaña que llevaba gestándose desde hacía meses, y han renunciado a participar de ella. De hecho, prácticamente ninguno de los jóvenes que entraron en Transformadors es del Fort Pienc.
Ahora las posiciones están atascadas. El colectivo okupa no quiere renunciar al espacio liberado. Exigim Espais se ve más legitimada por dos años de trabajo a la espalda pidiendo el espacio para el barrio. Ambos quieren abrir el edificio y volver a darle vida, pero darle vida de maneras muy diferentes.
Mientras, Transformadors se lo mira con calma. Ha estado en pie durante años. Ha vivido las chispas del movimiento libertario de la ciudad. Ha estado la sede del Consell de Juventut de Barcelona. Ha estado querido por colectivos del barrio que lo han convertido en su tierra prometida. Sigue en pie, aun y las amenazas de derribo. A la expectativa.